D. JOSÉ AB.ASCAL. .
I
~~
-
:ries bonapartistas
y
de la
p.ri:ncesa Carlota,
-estable-
cida en Rio-Janeiro, que as:piraban
á
dominar el
P~rú,
los unos
á
nombre
o.~
José I,
y
la otra como-la
más.
próxima parienta del monarca cautivo. Cuan–
do, meses despues cundían por todas partes las ideas
re:vol1uci0narias, las comprimió Abascal en Lima
con una paUtica
á
ia vez suave
y
enérgic.a. Sabien–
do, que Unanue,
á
quien estimaba mueho, conver–
saba con 0tros acerca de la independencia, le im–
pu.iso silencio .con prudentes coasejos.
El
peninsular
Pardo, el Dr. Anchoris, el italiano Boqui
y
otros
sujetos, que concertaban, ya la formacion de una
junta popular, ya planes más avanzados, fueron
perseguidos eficazmente, sin emplear contra ellos
castigos muy severos. que habrian ganado
á
su cau–
sa la opinion públi0a. Manifestaciones más decisi-.
vas en favor de la emancipacion eran cqmprimidas
en la capital con la vigilancia de la autoridad, su
imponente aparato milit&.r y la reunion de los hom–
bres
más
influyentes en el batallon de la
Concor–
dia,
cuyos jefes habian sido tomados indistinta–
mente de entre las notabilidades peninsulares y li–
meñas.
La precauciones para consE{rvar el órden esta–
blecido en el vireinato habrian tenido resultados
efímeros, si no se lográra contener el progreso de
la revolucion, que se enseñoreaba de Quito, Chile,
Bueno~ -Aires
Alto-Perú. Al tenerse noticia de
tan exténsos movimientos, se reunió una junta, en