D. JOSÉ
ABASCAL.
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los ejemplos, que se recibian de todas partes, el in–
terés, cada dia más paten,e, de ponerse en libre co–
municacion con el mund · civilizado. la aspiracion
natural
á
disponer de sus propios destinos, todo ex–
citaba
y
colocaba á las colonias españolas en po–
sicion de proclamar su independencia.
A las causas comunes unia el Perú
ot~as
particu–
lares muy poderosas para querer emanciparse. Ha–
biendo sido un imperio floreciente bajo los hijos del
sol. se sentia humillado bajo el doble yugo del co–
loniaje
y
de la
conquista~
los elementos de gran–
deza con que le ha favorecido la divina Providen–
cia, le llama;ban
á
ser una gran potencia predomi–
nante en el Pacífico,
y
miéntras estuviese reducido
á
la condicion de simple vireinato, no podía recibir
el conveniente impulso de un estado en decadencia,
del que se hallaba separado por el Atlántico
y
por
el ancho continente. Mas estas
circun~tancias,
que
hacian inevit ble la e_mancipacion del Perú, le
oponian por de pronto fortísimos obstáculos: la su–
jecion desde tiempo inmemorial
á
gobiernos despó–
ticos habia arraigado profundamente lo hábitos de
obediencia en la numerosa. poblacion indígena, de
suyo dócil
y
sumisa; la distancia mantenía en las
masa la fascinacion del poder real, cuJ os· vicios
y
abatimiento no podian percibirse claramente; tam–
bien llebaba debilitado el eco de las idea y de los
hecho , que estaban causando en el mundo ci \ iliza–
do la revolt1cion m· s asombrosa; en fin, los abun-