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D. JOSÉ ABASCAL.
con indiferencia, vejados por la codicia
y
destruidos
por la ignorancia.
»
Los acontecimientos
~
la metrópoli resonaron
profundamente en todas sus colonias. A imjtacion
de la península, las principales ciudades quisieron
nombrar juntas de gobierno, que, jurando fideli–
dad
á
F,ernando VII, defendieran al país de agre–
siones extrañas
y
colocáran á los americanos al
mismo
nivel~
que los demas vasallos. En Montevi–
deo
fUé
el ultra-realista Elío, quienestableció una
junta provincial, desconfiando del virey Liniers, '
por su orígen frances. En las demas ciudades, don.,..
de se proyectó igual establecimiento, hubo necesi–
dad de arrollar la oposicion de las autoridades co–
loniales
6
de sufrir su dura ·represion. Por mucha
sumision, que ostentáran aquellas corporaciones po....
pulares, era evidente, que el curso fatal de_los su–
~esos
la'S llevaría por grados á la proclamacion de
la independencia, de la que sus miembros más
in~
fluyentes eran decididos
parti~arios.
Por otra parte,
ni los peninsulares, habituados
á
injustas preferen–
cias, podían soportar la igual representacion políti–
ca de los americanos, ni desde que éstos se veian
dueños de la situacion, olvidaban la revindicacion
más
6
ménos violenta de sus derechos. Por lo tanto,
aunque al principio hubiera cierta uniformidad de
lenguaje
y
la mayor analogía de aspiraciones; eran
inevitables el antagonismo de sentimientos
y
la lu–
cha abierta.