D~
JOSÉ ABASCAL.
dantes recursos del país, hábilmente organizad6'S
. por una serie d'e entendid
·~
vireyes. los ponjan
en
estado de sofocar los prim ros alzamientos.
Abascal dificultaba sóbremanera, con su hábil ad–
ministracion, las tentativas revolucionarias en
la
capital del vireinato, donde el gobierno colonial ,
contaba con fortísimos elementos de defensa. Como
el más poderoso de todos, se había ganado el Virey
la estimacion pública con su conducta respetable
y
benévola; se atrajo el favor del influyente cuerpo
de abogados, organizando con
b~enas
·constituciones
su deseado
colegio~
los médicos tuvieron en el de
San Fernando uRa escuela, que principjó á dará su
utilísima profesion el debido prestigio y que tam- ·
bien fué la obra de Abascal, eficazmente secundado
por el sabio Unanue; las personas ilustradas vieron
con placer la creacion de la j)iblioteca
E.Ú
Mica con
8.000 volúmenes , bajo la direccion del entendido
Cisneros; la poblacion entera celebró con entusias–
mo la apertura del cementerio general . al que con–
tribuyó mucho el arzobispo Las Heras,
y
adonde fué
trasladado el cadáver de su antecesor Larreguera,
para que en adelante nadie tuviese la pretension de
ser enterrado en
la~
iglesias .
.
Satisfecha de sus autoridades superiores, y en el
seno de la prosperidad y la abundancia, supo Lima.
sin conmoverse, los graves acontecimientos acaeci–
dos en la Península en 1808. El Virey pudo sin
gran dificultad cruzar .los proyect,os de los emisa-