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EL MARQUÉS DE AVILÉS.
inspector general del ejército, estableció tres co–
mandancias generales: la del Norte, con las coman–
dancias subordinadas de ·1mbez, Lambayeque y
Trujillo ; la del centro, con las de Santa,
Huaura~
Chancay, Cañete, Pi.seo, lea y Nasca, y la del Sur.
~on
las de Camana y Arica; todas contaban cori
algunos pocos veteranos y las indispensables parti–
das. Fuera del territorio comprendido en estas co–
mandancias, en que
só~o
existian los castillos del
Callao y los fortines de Paita y Pisco, había que
atender desde Lima
á
la defensa de Guayaquil, en–
viándole una pequeña guarnicion
y
los pertrechos
necesarios, y
á
la
d~
Chiloe y Valdivia. La tropa
de línea estaba reducida al regimiento Real, com–
puesto de
1.468
plazas, que era difícil llenar, por el
poco lisonjero porvenir ofrecido á soldados y .oficia–
le . Conforme
á
los deseos de la córte , se trató de
or5anizar un cuerpo. de artillería con 300 veteranos
y 85 hombres de
á
caballo, cuya formacion
fué
en–
cargada al entendido cuanto
~onrado
coronel don
Joaquín de la Pezuela. Este brillante jefe,
á
quien
el vireinato reservaba los más altos honores y un
fin tristísimo, levantó tambien el fuerte de artille–
ría, realizando una obra de defensa más efectiva
que la de
la~
murallas, conforme á los consejos da–
dos sesenta y cuatro años ántes por el sabio Perai–
ta. El desarrollo, que ahora se dabaá la importante
arma de artillería, si no tenía aplicacion en la
guerra contra los ingleses, túvola muy grande para