EL MARQUÉS
~E
AVILÉS. ·
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moviendo activamente las mejoras públicas,
y
con
especial celo el aumento de la Hacienda.
Las minas, que, no o
tan
te el progreso de los
estudios económicos, se consideraban todavía cG>mo
la Qrincipal fuente de
ri~p~_?Ja,
producían ostensi–
_blemente al año 600.000 marcos de plata
y
3.000
marcos de oro,
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segun los cálculos admitidos,
unos 5.000.000 de pesos fuertes. Al ménos, ése era
el re--ultado, que arrojaba la acuñacion anual en la
Casa de Moneda. Claro és, que la produccion efec–
tiva debia ser mucho mayor,
~:dendo
de bastante
consideracion la plafa empleada en usos particula–
res,
y
grandes las cantidade , que se llevaba el co–
mercio clandestino de ingleses y anglo-americanos,
uno
y
otras no sujetos
á
amonedacion, ni inspeccion
oficial. Como la abundancia
y
riqueza de las mi–
na prometía una produccion harto más considera–
ble, procuraba el Gobierno obtenerla por
lo~
me–
dios á su alcance, que de graciadamente no corres–
pondieron
á
las comunes esperanzas. El tribunal
de minerí , qu habia reunido más de 1. 300. 000
pe os, cobrando nn real en cada marco, e esforzó, en
vano, por favorecer al gre:mio con los bancos de res–
cate; cuantos se establecieron, salieronmal, ya por
no estar
bi~n
administrados , ya por la ruda guerra,
que les hacian mezquinos intereses, secundados por
ruinosas rutinas. Tampoco se aprovecharon los co–
nocimientos metalúrgicos, que debía propagar en
su costosa expedioion el.Baron de Nordenflicht, sea