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EL MARQUÉS DE AVILÉS.
habia de:$ufrir un ingente desfalco en casi todos los
ingresos. Antes de experimentar grandes quebran-
.tos se vieron casi exhausta ·1as cajas de Lima por
haber tenido que satisfacer Jas apremiantes instan–
cias de la córte para que se le remitieran caudales<?
se cubrieran sus libramientos. Avilés tuvo que n–
viarle, en los años de 1802
y
1803, de entre ramos
propios, particulares
y
ajenos, 7 .248.391 pesos;
en 1804 remitia 1.241.570,
y
por giros hechos
á
favor del Banco, del Marqués de Santa Cruz
y
de
otros acreedores peninsulares, t':1vo que satisfacer
1.280.300. A los comerciantes de los Estados-Uni–
dos,
á
quienes se les habian secuestrado 1.234.139
pesos en la guerra precedente, les fueron devuel–
tos 638.133, quedando reconocido
y
para sºer paga-
. do despues el resto de su crédito.
El comercio desplegaba extraordinaria actividad,
prometiéndose grandes salidas . con la exportacion
de los · frutos indígenas,
á
la que la rnetróp9li se -
mostraba favorable. En los primeros meses de 1804
salieron del Calla0, con los caudales del Rey, otros
mayores
pertenecient~s
á
particulares,
y
variedad
de .efectos, los buques de guerra
y
comerpio llama–
dos
A suncion, Mercedes,
Sant~
Clara
,
Antigar–
raga, Asia, F'uente liermosa, Joaquina, Lucía
y
Santa Gertritdis.
Entre Napoleon
y
la Inglaterra
• había una guerra implacable, cuyos estragos se
extendían
á
gran parte de Europa; pero, estando
reconocida la r¡eutralidad de
E~aña
por las poten-
,..__.
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