D. JOSÉ .AB'.ASCAL.
.sos, que se precipitaban en América
y
en la me–
tr.0poli.
CAPÍTULO VI.
DON JOSÉ ABASCAL.
1806-1808.
Alcanzada la victo:ria ,de Trafalgar, creyeron los
ingleses, que sin grandes dificultades podrian ar–
rebatará la España sus más envidiadas posesiones.
·Como una de las más fáciles
y
más codiciables
presas, pensaron apoderarse de Buenos-Aires, qµe
~
á
pocos
~ños
de haber sido elevada á capital de
vireinato, gozaba de una prosperidad sorprendente,
y por su ventajosa posicion, buen clima y fertilí–
.simo territorio ofrecia el porvenir más brillante.
Abundando en las ideas de sus compatriotas, se di–
rigió el general Beresford al rio de La Plata con solos
1.564 hombres,
y
entró sin combate en una ciudad
de más de 50.000 almas, que el virey Sobremonte
no habia sabido poner en estado de defensa; mas la
.satisfaccion del no disputado triunfo ¡e duró poco;
porque el 12 de Agosto de 1806, trascurrido apénas
me
medio desde el dia de su entrada, tuvo que ,
rendirse
á
discrecion, habiendo sido atacado con
fuerzas inferiores por el e 'forzado capitan de navío
D.
~antiago
Liniers,
á
quien apoyaba enérgica–
mente la valerosa poblacion.