EL MARQUÉ
s
DE OSORNO.
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á
engrosar el Madera, las aguas de.éste.,
y
luégo las
del Amazonas hasta su desembocadura en el Atlán–
tico. El Consejo de Indi s desechó este proyecto, ·de
conformidad con las o15servaciones de Escobedo
y
Requena, que censuraron la nueva via, como infe–
rior
á
la del Cabo de Hornos
y
más expuesta al
contrabando.
El desventurado Laperouse, ántes de lanzarse en
sus más peligrosas e ploraciones, había hallado en
. Lima la hospitalidad merecida; otros exploradores
habian examinado las costas de Patagonia
y
las de
la América Septentrional. Era abrir nuevos hori–
zontes al comercio en el gran Océano; pero no po–
dían tener aplicaciones inmediatas, cuando el fu–
nesto vértigo de la guerra habia atacado
á
las na–
ciones más poderosas, España adolecía de parálisis,
y
los pueblos más interesados carecían de vida pro–
pia. Ademas, los gabinetes más ilustrados no. esta–
ban libres del mezquino espíritu colonial, que ex–
cluía de sus mercados
á
los extraños
y
ponia trabas
á
los propios. Ántes de que pudiera vislumbrar días
más bonancibles
y
una política más generosa, mu–
rió,
~n ,
el ejercicio de su cargo, el buen Marqués de
Osorno.