Table of Contents Table of Contents
Previous Page  272 / 418 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 272 / 418 Next Page
Page Background

262

EL MARQUÉS DE OSORNO.

do no autorizar, el tráfico con los neutrales;

á

la

proscripcion de los extranjeros reemplazaba insen–

siblemente la admision

~9ctuosa

de algunos norte–

americanos, franceses ó italianos, cuyos bue.nos

servicios dejaban se:itir vivamente la conveniencia

del trato franco con todo el múndo civilizado; las

relaciones permitidas y el comercio clandestino

despertaban juntamente el adormecido instinto de

independencia y el desden por la envilecida cuanto

poco solícita c6rte. No obstante la larga distancia

y

las interrumpidas comunicaciones directas, sa–

bíase, que el Rey pasaba sus dias oyendo misa, tra–

bajando en la armería, cuidand0 sus caballos

y

sa–

liendo

á

caza ; que la Reina no consentía, que nada

se despachára sin su beneplácito, sin embargo de

gastar SU' tiempo dando ó escuchand·o escándalos;

y

que el favorito lo sacrificaba todo

á

su engrande–

cimiento

y

á sus placeres.

Si

para algq se acorda- .

ban del Perú, era para SU$pirar por sus tesoros.

Sa–

biendo, que en las cajas reales babia reunidos más

de siete millones de

pe~os ·;

entre propios

y

ajenos,

enviaron órdenes _para que les fuesen remitidos, no .

cuidándose mucho de que esos ingresos debían cu–

brir atenciones sagradas. Lo peor era, que con la

remesa n? iba á salir de sus apuros el real erario,

ni

á

salvarse el crédito nacional, ni

á

promoverse

ninguna reforma en beneficio de la metrópoli,

y

mucho ménos del vireinato; los fondos, que llega–

ran de Lima, como los arrancados al pueblo espa-