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ú.
FREY
FRANCISCO GIL.
de ser tan continuada, como incontrastable·. El Vi–
rey, que veía
á
gran distancia, procuró conjurar el
pelig
ó,
prohibiendo la
~ ~rculacion
de los
Dereé1ws
del hombre,
folleto escrito por Mariño en Santa Fe
de
Bogotá,
castigando
á
ciertos franceses algo li–
bres , espiando las opiniones de los recien llegadós
de Eurbpa, así como el secreto de las conversacio–
nes políticas, y tratando de que los horrores de
la
revolucion francesa, referidos en la
Gaceta.
fortifi–
casen los arraigados 'sentimienios de temor
á
Dios
y
obediencia
á
su augusto representante en la tier–
ra. El efecto de estas sagaces· medidas pudiera
creerse 'duradero, viendo la dócil sumision dé los
colonos y la generosidad con que ofrecieron un do–
nativo de 244.433 pesos · l
•¡,
reales para hacer la
guerra á los republicanos de Francia. Pero un go–
bierno , cuyos títulos
y
poder no podian resistir al
exám.enhecho libremente
y
al sentimiento de la
fuerza nacional, estaba perdido desde que lds _colo–
no pensasen;
y
no podían J:?énos de pensar
cono~
ciendo por la prensa los gigantescos esfuerzos de
un
~ ran
pueblo, agitándose por entrar en posesion
de sus derechos. Para los que no supieran interpre–
tar
sucesos tan significativos, estaban los viajes, el
ro e con los que del teatro revolucionario llegaban
Yi
amente impresionados,
y
sobre todo, estaban los
papeles
y
los libros, que introducidos clandestina–
m ente
y
leidos
á
hurtadillas , habían de producir
m ayor efecto, por el natural atractivo de cuanto se