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D. FREY FRANCISCO GIL.
capitales de intendencia adelantaban con la accion
sostenida de sus jefes, y las demas poblaciones del
distrito con su visita arual; algunos procuraron
mejorar las vías de comurl:icacion, habiéndose cons–
truido con tal objeto el puente de Santa; otros se-.
ñalaban la necesidad de escuelas primarias; Álva–
rez, intendente de Arequipa, nos ha dejado una
relacion muy importante; el intendente de Tarma
protegía la apertura de un camino
á
la montaña
por el lado de Huamalies; empresa, que, no .obstan–
te la oposicion de los misioneros, ejecutaba con
tanta abnegacion, como constanc_ia D. Juan Beza–
res en beneficio de la religion y del Estado.
La conversion de los salvajes excitaba el más alto
interes
y
las mayores esperanzas. El P
p
Sobreviela
movia todos los resortes desde el colegio de -Ocopa ;
el P. Girval remontando el Ucayali,
y
visitando
las .Pampas del Sacramento, sobrepujaba en sus cor–
rerías apostólicas
á
los antiguos misioneros; don
Francisco Requena, gobernador de Mainas, sumi–
nistraba datos
y
auxilios; el .
Mercurio periiano
di- ·
rigia la atencion pública
á
la vastísima region, que,
rebosando vida
y
llena de misterios , deja muy
atras
á
las más admirables ficciones de la fantasía.
La fe buscaba allí almas para el cielo ; la ciencia,
preciosos descubrimientos; la poesía, inspiraciones ;
la codicia, riquezas sin cuento. Siempre eran obje–
tos de asombro el Amazonas, que parece un mar en
rqovimiento; la maravillosa red de caudalosos ríos