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D. FREY FRANCISCO GIL.
ó
perseguían
á
los delincuentes; los .ceme?-terios de
las iglesias tuvieron puertas, que se cerraban de
·noche para no ser teatro
f .e
impíos desórdenes; el
alumbrado nocturno prevlenia otros crímenes; ór–
denes severas extirparon los bailes obscenos intro–
ducidos en las chícherías
y
en otras casas; el juego
de pelota fué extinguido .
á
causa de sus abusos,
y
hasta en, los títeres
y
escuelas de danza se introdu–
jo una provechosa vigilancia. Mas para no ejercer
á nombre de la moral una tiranía insoportable. se
prohibió formar procesos por causas livianas,
y
el
teniente de policía fué obligado
á
v.ísitar las cárce–
les, todos los sábados , en proteccion de los presos
detenidos por demasiado tiempo
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sin justa causa.
Las ordenanzas de la hermandad de cárceles regu-
. larizaban los socorros, que la caridad podía sumí ..
nistrarles.
Todos los ramos de policía eran servidos , si no
siempre con buen éxito, al ménos con sanas inten–
ciones. La limpieza se
facili~aba
con la introduc- _
cion de carretas y el trabajo de los presos; mejora–
ba
y
adelantaba el empedrado; se precavían los
riesgos alejando los depósitos de pólvora
y
com–
prando bombas de ineendío; se consultaba con po–
co acuerdo la ventaja de los vecinos, persiguiendo
á
los regatones y fijando precio á ciertas mercan–
cías; se derribaban paredes ruinosas
y
se hacían
reparos importantes en la aduana, dependencias
de palácio
y
torres de la catedral. El espinoso ar-