D. FREY FRANCISCO GIL.
249
con la publicacion de su flora, · la que contribu–
yó
eroga:Q.dovoluntariamente más de 17. 000 pesos.
Miéntras los periódicq hacian penetrar , en los ·
pueblos de provincia, énos en contacto con el
mundo civilizado , el conocimiento de hechos muy
importantes, se esforzaban los Intendentes por ex–
tirpar abusos seculares
y
de terrar funestas ruti–
nas. Todavía
~uvieron
que r primir algun reparti–
miento forz· do, que la inicua
ó
incon iderada e -
plotacion defendia, alegando la pereza de lo in–
dio
y
el reducido ueldo d los delet:;ados. En
verdad, los naturales criado en la miseria parecían
insensibles
á
lo goces de la vida civilizada con- ·
tentos con una subsistencia escasísima, 'Ve tidos
groseros
y
chozas tan sucias como incómodas; pero
no era arrancándol viol ntamente el fruto d sus
sudores con ventas forz· da como podría in pir r–
les la aficion
:
una e i ten i m culta, sin9 de–
jándole entir y aspirar librero nte
á
su comodi–
dade .
A
í es como adelantó si mpre la cultur de
los pueblo ,
y
así adelantaban
y
pro per ban al
nivel de otro vecinos, lo indíg nas e tablecidos
en Lima. En cuanto á la condicion de lo subdele ...
gados, qui o mejor3.rla el Soberano asi nándoles el
ueldo competente, y ordenando,
ql.rnfue en ele ·i–
dos por el Virey
á
propuesta en terna del respecti–
o Intendente, in que pasado el quinquenio pu–
dieran se5uir en su puesto sin real con entimien–
to, ni ser separados ántes sin cau a justificad . Las