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DE L HEVOL CION DE JNGLATERRA.

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la media baja nobleza era e tremado obre todo el odio contra la tira–

nla. La decadencia de la alta ari tocracia y del régimen feudal habia

amortiguado entre lo gentil-hombre la diversidad de rangos: to–

do e miraban como descendientes de lo conqui tadores de la Car–

ta, y se indignaban de ver sus personas y sus fortunas dependien–

te del antojo del rey ó de sus consejeros, cuando sus ascendientes

habían en otro tiempo hecho la guerra y encido

á

su soberano. No

lo preocupaba ninguna teorla filosófica, ninguna distincion entre la

democracia, la aristccracia y la monarqula, mas no podían apartar del

pen amiento aquella cámara, cu o miembros representaban

á

un tiempo

la nobleza y el pueblo, la antigua coallcion de barones y la totalidad de .

la nacion : ellos eran los que habían d rendido las libertades públicas ;

solo

á

ellos era dable reconquistarlas ; en el recuerdo de aquella cámara

e renovaba la idea de lodo el parlamento : la legitimidad y necesidad de

su existencia era lo úni o en que todos convenían.

Tocante

á

la igle ia, la mayor parte de los gentil-hombres no tenian

designios

sis~emático

ó de tructores; no les repugnaba el episcopado,

pero les eran odiosos los obispo , sobre todo como fautores

y

apoyo de .la

tiranía. La reforma babia proclamado la emancipacion de la sociedad·

civil

y

abolido las u urpaciones del poder espiritual en negocios tempora–

les ; el clero anglicano queria apoderarse de lo que babia perdido el de

Roma : el voto g neral de la nobl,eza no era por lo tocante á este asunto

ino que fuese reprimida la ambicion, que no tuviese el papa sucesores, y

que los obi pos se dejasen del gobierno del Estado, y pensasen olo en

admini trar segun las leyes del país los asuntos religiosos de sus dióce–

is : bajo e tas base estaba di pue La la nobleza

á

aprobar la consti–

tucion epi copa!, con tal que la iglesia no se entrometiese en el poder

polltico ni en el d recho divino.

La clase media de la ciudade y muchos pequeños propietarios ru–

rales, e adelantaban ma en materias de religion dejándose dominar de

nna especie de fanatí mo por la reforma, de un ardiente anhelo por adop–

tar u con ecuencia

de un odio profundo contra cuanto tuviese ana–

Joofa con el papi mo. ecíase que solo las u urpacione romanas habían

dado al tra te con la encillez

y

pureza primitiva de la iglesia. Por esto

lo apó tole de la reforma e babian apresurado

á

abolir esta institucion

tiranica e as pompas idólatras. Fue su norma ol evangelio, y sumodelo

la iglesia primitiva. La Inglaterra sola per istia en el papismo; ¿era acaso

menos duro el yugo de lo obi pos, mas evangélica su conducta

ó

menos