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lllSTOnIA
las reuniones en otro tiempo mas frívolas. Desde el reinado de I abel no
era esclusivo de Jos profesores el gusto
á
las ciencias
á
la literatura :
la sociedad de lo hombres eminente de todos ramo , de los filó ofos ,
lo literatos, lo poeta , Jo arti ta , era buscada en la córte corno un
brillo nuevo,
y
entre lo hombres de mundo como un pa atiempo. Pero
tale reuniones no e inclinaban
á
la oposicion politica, antes al contrario
s seguía en ellas la moda de burlar e de la resistencia fanática de Jos
n -
onformi las conocido con el nombre de puritano . Fe-lines, ·espec–
t
culo , cue tiones literaria , adulaciones
y
e paranzas eran el único ob–
jeto de que se ocupaba aqüella sociedad de que comunmente el trono
era centro
y
protector.
No fue a i bajo el reinado de Cárlos; continuaron las reuniones, pero
se trató en ellas de a untos mas gra e ,
y
esto ignorándolo el poder. Los
negoc;os público , la i ocia mor·ales los problema religio o fueron
el te lo de conver·acione brillante , animadas
y
oída on ardor por
parte de los jóvenes que volvían de u viaje de pue de haber e ludiado
Jeye en Par1s,
y
por parle de todos los hombres reOexi110
u a
~
rtuna
Je permitía lener hora de di traccion. elden prodigaba su erudicion ;
Chillingworth hablaba de su duda en punto
á
creen ia · lord Falkland
lo admitía en su ca a cu o jardine eran comparados
á
lo de la A a–
demia. No se formaban allf sectas ni partido ; no hacían ma que emitir
opiniones libre . in interés ni plan, atraído olo d
1
de eo de estender
su i ea elevar
e
á
sentimiento genero o , lo hombre que asi .e
reunían hablaban sin temor, y orno idólatra de la justicia y de la
verdad.
Abismándo·e unos en rneditacione filo. ófica , bu oaban las forma
de gobierno que ma re petaban la dignidad del hombre; lo otro , ju–
riscon ulto en su ma
01~
parte observaban lo acto ilegale del re
y
de
us consejos; lo teólogo n fin por profe ion ó por gu to, estudiaban
Jo ;rimitivo tiempos del ristiani mo , ns reen ias
u ullo,
y
lo
omparaban
á.
Ja igle ia que Laud se e forzaba
á
fundar. Jo lo unian
pa ione
peligros comuna , ni principio
y
obj tos determinados, pero
estaban acorde en detestar la !irania, en de pre iar la órte, en de ear
el parlamento,
n anhelar una reforma que no e peraban, no ob lante
ver en ella el término
de.sucongojas el cumplimiento de su deseos.
Ma lejo de la córte, entre individuo Je condicion menos el gante
ó
e:pfrilu menos cultivado, los entimienlo eran mas vehementes , las
idea ma pronunciadas
y
la opiniones mas exigente
y
~pasionada
. En