DE LA REVOLUCION DE !NGLATERRA.
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spuestos in
de~lnsa
á
la per5ccucion en cuanto eran descubierto , huian
omunmente
á
llolanda. Pero, pronto la meITJoria de su patria luchaba
n su corazon con la nece idad de er libres ; ponlanse enton es d
acuerdo on los amigo que habían dejado
y
juntos iban
á
buscar otra
patria en regione
de~conocida
, pero" que perteneciesen
á
la Inglaterra,
y
donde solo mora en ingle e .
Lo mas acomodados vendían sus bienes, compraban un barquichuelo
alguna provisione é instrumento de labranza, yguiados por uno de sus
mini tru , pasaban
á
Holanda
á
reunir e
á
sus compañeros para dirigir e
de pues á la mérica septentrional donde se dedicaban
á
alguno ensayos
coloniale . Rara vez el buque podia abarcar á todos los pasageros que
acudian
á
la orilla del mar
y
al paraje en que estaba anclado : alli, el
ministro que debía quedarse predicaba un sermon de despedida ; el que
partia le conte taba con otro; oraban, se abrazaban,
y
mientras los unos
se daban
á
la vela' lo otro volvian
á
e perar todavla en medio de un
pueblo estranjero la ocasion
y
lo medios de ir
á
reunirse con sus herma–
no . Muchas e pedicione de esta espe ie tuvieron lugar suce ivamente y
sinobstáculo merced á la ob cura coodicion de lo fugitivos. Pero, de im–
pro iso, (en
1657),
supo el rey que se repetían cada vez con mas fre-
uencia, que uniéndose á ella ciudadanos influyente , se llevaban consi–
go cuantío as riqueza , habiendo ya alido del pal , segun se decía, uno
doce millones.
1a no abrumaba solo la tiranía á o curo
y
débiles sectarios; su s
opiniones habían tomado incremento y sus sentimiento reinaban entr
las mi mas cla e que no habían abrazado su creencia. A i era que por
di tinta cau as se había hecho tan odioso el gobierno, que para huir d
l abandonaban su patria millare de hombre de di tinto rango, fortuna.
intenciones. n decreto del con ejo prohibió e tas emigraciones, preci–
·am nte uando ocho buques urtos en el Táme
i ,
e taban
á
punto d
partir : n uno de ellos e habian embarcado Pym, Baslerig, Bampden
romwell .
.lu mal hacían en huir de la tiranía cuando él pu blo empezaba á
d afiarla : al d ontenlo e babia seguido la fermentacion. Ya no e
en aba o:o en restablecer el órden legal ni en abolir el régimen episco–
pal. A la ombra del inm n o partido qu meditaba esta doble reforma
.e acritaban un sin número ele ecta mas ardiente
y
de opiniones mas
ada . De tocios lado se separaban de la iglesia pequeñas congregacio–
nes tomando por imbolo a tal ó tal otra interpretacion de algun dog-