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llE U fiEVOL CIOK DE IN ,J.ATERfiA .
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ílasla aqui ol fn ron mártir 1opulare : ninguno era di linguido
por u nombr por
U!;
talento
ú
riqueza ; por el ontrario alguno g -
zaban mu poca on idera ion
u opinione ran la le la se ta
fan°ática que olo t oían 'partidario eolre la mu hedumbre .. Envane-
cida la con u valor no tardó en a u ar d debilidad
1
apatla
á
la
la e uperiore: :
<1
Bo dia decían , el honor qu re idia n la a–
beza ha bajado
á
lo pié como la gola.n Mas no era a i, porque la no–
bleza provincial lo pudiente
.e
tab\n no meno indignado que 1pue–
blo ; pero mas previ ore
meno acalorados aguardaban alguna grao
coyuntura, alguna fundada e peranza de bueu éxito. Conmovióle aqu 1
rnmor
empezaron
á
tener confianza. Era llegado
1
a el momento en
que conmovida la nacion entera no nece itaba ma que jefe oo ido
grave
inOu ente , que re i ti ran no al modo de av nlurer ó eta–
rio , sino olemnemente en nombre d lo dere ho
1
de los inl re e de
todo el pais.
Jobn Hampden, gentil-hombre del ondado de Buckingham , dió la
señal de e:sla re istencia na ional.
fu
110
1 habían probado anl en
vano, rehusando pagar el irnpue:sto obr lo buques, pidiend qu en–
tendiera de la queja el tribunal del re
1 ,
que se le admitie e
á
osten r
en cau a solemne la ilegalidad del irnpue:slo
y
su legitima negati a; 1er
la córte logró constantemente eludir e la ue:stion. Hampden supo obt -
nerlo. Si bien que en
1626
28 habia ocupado en el parlamento los ban–
co de la opo icion , no por e to se babia atraído la desconfianza de la
córte. Desde la úllima disolucion había vivido pacificamenle, ora sn 1'u
rondado , ora viajando por Jnglat rra Escocia obsm·ando do quier la
disposi~ion
de los ánimo , entrando en numero a rela ione ,
1
in com–
l rometer e con manifestar su opinion. Po eedor de una fortuna inmen a,
O'Ozaba de ella sin fausto : hombre de sencillas grave- co lumbre , in
austeridad, antes bien afable risueño, era tenido por hombre di crelo ,
contrario al sistema dominante, pero no fanáli o. Por e to lo magi tra–
cios del condado contemporizaban con él. En
i 656
le irnpu i ron en la
reparticion del subsidio la corla suma de veinte balines, in duda
on la esperanza de que tan módica anlidad le retra ria de Loda re–
Iamacion.
Hampderi se negó al pago , per in ruido , tratando olo d qu
por su causa se juzgasen solemnemente los derecho paí . En la árcel
fne su conduela igualmente lranquila reservada : olo pedia r juzga–
uo, repre entando que el mi mo re estaba intere ado n re olv r tal