Table of Contents Table of Contents
Previous Page  57 / 472 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 57 / 472 Next Page
Page Background

DE LA ílE\'OL CIOt DE lt\GLATEIU\ .

1

f

tocaba al metropolitano. No se abolió formalmente la supremacía del

prln ipe, ma parecía que subsi tie e olo para servir de velo á las u ur–

paoiones. que debía de truir. Emancipándose a i del poder temporal, la

iglesia in adía al propio tiempo lo negocios civiles, estendia su juris–

diccion á e pensas de los tribunales ordinarios : nun a e habian sentado

tantos eclesiá tico en lo con ejos del principe, ni ocupado los grande

cargos del E lado. Alguna vez los juriscon ulto , amenazados en su in–

tereses per onale , clamaban contra tale abu o , pero eran de oidos,

llegaba á tanto la preponderancia de Laud que cuando procuró al obis–

po

J

uxon el empleo de gran te orero, no pudo ah tener e de esclamar :

«A.hora que la iglegia subsi te por i misma, a no puedo hacer mas :

todo está consumado.1>

Al llegar á tal punto la cosas, a no fue olo el pu blo el irritado;

tambien se alarmó parte al menos, de la nobleza. ro podía dár ele á se–

mejante situacion el solo nombre de tiranía; era quivalante á una revo–

lucion, que no contenta con ahogar la reforma popular, la desnatura–

lizaba,

y

comprometía lo que habían hecho los re es adoptado los mag–

nates. Esto habian proclamado gu tosos la supl' ma ·ia

el derecho

divino del trono, que

á

lo menos los libraba de toda otra dominacion;

mas ahora era forzoso que aceptasen tarnbien e.1der cho divino de lo

oLispos,

y

que se humillaran ante lp. iglesia, uyo de pojos se habían

repartido. Se

exigia.de

ellos el acatamiento, y e les envidiaban la

prerogativas, al tiempo que á otros que habian f'ido inferiores su os en

otl'a época, se les permitía llamar e independientes : por esto ere eron

en peligro su condicion y sus fo rtunas.

El orgullo del clero era para ellos una ofen a á que desde mucho

tiempo no estaban acostumbrados ; oían rumores de que pronto llegaria

el dia en qu..1

un simple eclesiástico valdría tanlb como el roa e Lirado

gentil-hombre del reino y veían á los obispo ó á sus protegidos invadir

103

empleos y los favores del trono, único bien que quedaba á Ja noble–

za, en cambio de su antiguo esplendor , de su libertades y de su poder.

Cárlo , si bien que sincero en su benevolencia al clero, se había prome–

tido de su elevacion un firme apoyo contra la mala voluntad del pueblo :

pero pronto fue general el descontento .

fanifestábase entre las clases superiora por un tedio á la córte yuna

libertad de e píritu hasta entonces desconocida. Los mas apreciados mag–

nates se retiraron á sus estados para manife Lar así su de aprobacion .

En Lóndres y junto al trono, penetró el es1iritu de independencia en