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DI
e n o
J>l\EWllNAR
protestante u ceplibilidades de familia n el corazon de la
1·
ina ; m z-
láron.Jeintriga domésticas con las omplicaciones esleriore : los Esluar–
dos en u destierro sintieron renacer alguna e. peranza
y
otra vez fueron
pue la en lela de juioio la inslilucione ele '1688 ha la que la muerte de
aqu lla reina
y
el advenimiento pa
ifi
o de la ca a de Haonover al trono
Lle Inglaterra pudieron darles ólida on i tencia.
Bajo losr inados de lo Jorg·e l
y
JI
la opinion pública iguíó otro rum–
bo: dejó de ser el prin ipal a unto la política , Lranjera,
y
el gobierno
y
la nacion no e preocuparon ma que <le l...t aclmioi lracion interior, d
1
afianzamiento de la paz, de cue tione ele hµ i nda, d olonia
y
del co–
mercio. ro e Laban in embargo enteramente e ting·uidas la cuestion di–
násllda ,
y
la esperanzas reYolucional'ia . La na ion ingle a e enlia
¡
oco inclinada há ia uno príncipe alemane que no hablaban u idioma,
que se di gu Laban de las co Lumbre ingle a , se apro echaban del mas
leve pretesto para irse á vivir á su antiguo
y
pequeño estado
y
compro–
melian in cesar la Inglaterra ena unto continentales que nada le impor–
taban. T,as di ·pulas domésli a de la familia real ,
y
por otra parle las
o lumbres gro eramente Ji en iosas de lo pala iego , incomodaban
lambien al pueblo ingles.
Con la honradez
y
bu n enlido de e le chocaban la dominac:ion
mobil, la rhalidades egoi ta , la pa ione faclicias
y
las exageraciones
intriga de aquella época. eguian reproduci ndose conslanlement
·on piraciones levantamientos en favor de Jacobo en Es oCJa, en Irlan–
da
y
ha la en el mi mo re inlo de Iqgla lerra: cierto
e~
que
á
toda al–
anzaba la repre ion, ma no por e o dejaban de encontrar siempr nue–
vo partidario apa ionado que manejaban
á
su placer lo t more , l
elo
y
la impalia del pueblo. En medio de e os continuo3alaque con–
tra el órd n&'lablecido
iban apoderando de todo lo ánimo la indi–
~
rcn ia, la in r ia, el e píritu de ritica ol desafi clo. El pueblo se iba
al paree r olvidando do un ¡Jod r que ya no l inl re aba.
lo' cincuenta
y
si te años despue d
1
movimiento nacionaJ qu
llabia el vado
á
Guillermo
IlI
al trono pudo un nielo de Jacobo
JI
al fren–
te de uno monlañese de E cocia penetrar ha la el corazon de Inglater–
ra
y
dar lugar á que e reyera que d'e alli
á
poco dia entraria en la ca–
lita! con la mi ma facilidad que en otro tiempo ntró .el principe do
Orange e pulsando
á
su abuelo.
Pero la Inglaterra
y
su gobierno no dependían de un acceso de mal
humor popular, ni de la derrok1 do alguno regimi nto , ni d un golp