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sonnE

LA llEVOLUCIO ' OE li\'GLATERl\A.

/~3 {

upioron alocarse por sí mismos en la ,;ias normales

y

e11 condiciones·

permanente de gobierno. Guillermo era un monarca ambicioso

y

seria

una puerilidad creer, que babia sido indiferente al deseo de subir al trono·

de lnglat rra ha

la

el momento en que fue invitado por los mismos ingle–

ses

y

e vieron coronado los planes que desde mucho tiempo atras se e -

ban ponienlo on juego para ese objeto. Guillermo seguia pa o

á

paso rl.

l nto ur o de esas maquinaciones, sin aceptar la complicidad, poro sirn

distraerla de umarcha, sin alentarlas, mas sin dejar

p01:

eso de con....

tler protcccion

á

su autores. Su ambician personal eslaha morigerada.:

por el noble de eo del triunfo de una causa grande

y

justa, la libe1·tad,

r ligio a

y

el equilibrio europeo.

Ninguno ha empleado mas que Guillermo el afan de toda su vida en

un asunto político de mayor

lra

candencia. Puede decirse que estaba sin–

·eramente apasionado de la em.presa que babia acom tido,

y

que su

grandeza per anal no era ma que un medio de llevarla

á

cabo. En sug

mira hácia la corona de Inglaterra nunca intentó sen·irse do la violencia

ni el de órden: u espíritu era ba:Lante sublime

y

bien organizado para

no aborrecer las consecuencias inevitables de semejantes medios,

y

para

ometer e

á

u pesado yugo. las cuandola mi ma Inglaterra le franqueó

el pa o, no e detuvo por escrúpulos de bombre particular: quisoque u

cau a trinnfára

y

e apresúró á recoger el honor de

~u

triunfo. Glorio o

conjunto de l1abilidad yde fé, de abnegacion yde ambiciosas aspiraciones.

Washington no onoció la ambician: su patria nece itó de él,

y

sur o

1

ar

(1

para en irla, mas bien por deber que por gusto ,

y

no poca

v ·e

á

costa de peno·o e fuerzas. La exigencias de la Yida pública le

ran umamente mole tas, prefería la independencia de la vida privada

y

la quietud del ánimo al ejercicio del poder. Mas

á

pesar de e o aceptó

la obliga ion que u pal le imponía ,

y

upo de empeñarla sin procurar–

se ningun correctivo que le dulcificara us amarguras. Con su nativa dis–

po i ion para el gobierno, aunque poco aficionado

á

ejercerlo, revelaba

al pueblo americano todo lo que creía verdadero ,

y

ensus actos astenia

lo que creia ju

to

on una firmeza tan inquebrantable como sencilla

y

con

un aorificio de popularidad tanto masmeritorio, cuanto queno iba acom–

pañado de ninguno delo placeresde la dominacion.

enridar de una repúbiica naciente, en la que prevalecía el espirita

democrático , upo adquirir su confianza

y

asegurar la victoria , ostenien–

do u inlere e contra us inclinaciones por medio de aquella politica

mod ta al par qne evera, re ervada independiente , que al parecer no