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Hl:i\OLl:CION UE tNt:LATEHlL\ .

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9

que la corona tle Inglalerra tenia en aquellas colonias alguno partidario no

por e odejó de dominar un mismo espiritu, un mismo deseo en todo lo

rado de la escala social

y

basta puede decirse que la familias opulen–

ta

y

distinguida eran las que mas anhelaban por conqui Lar la indepen–

dencia

y

establecer el nnevo si tema de gobierno. d pueblo marchaba

adelante

y

el acontecimienlo iba á verificar e bajo- u.direccion.

El espiritu de revolucion no jer ia ma influencia en lo ánimos que

en la ociedad. Las ideas filosófica del siglo x

111

u e cepticismo mo–

ral

y

su incredulidad religio a habrian ciertamente llegado

á

penelrar

y

circ

1

1lar en los Estados- nidos deAmérica, ma no por e os entienda que

dominaban de un modo ab oluto, ni habian conseguido implantar

1.r

principio fundamentale ni su úllimas on ec

0

encia : la gravedad mo–

ral

y

el buen sentido práctico de los antiguo purilano eguian exi lien–

tlo en el e pírilu de aquello americanos, aun nlre lo mi mo qu ma

adrniracion habían mostrado bácia Jos filósofos france e .

La rua

a.de

la poblaciun seguia con-ervando profuudamenl u reen–

cias, tan adicta

á

su dogma como á sus libertades, tan humilJemente

sometida

á

Dios

y

al Evangelio, como airadamente enconada conlra

1

re

y

el parlamento de Jnglaterra

y

so teniua en esa lucha á beneficio de u

independencia por aquella

misma~

que habia moli'vado Ja anida de su

antepasados á las regiones americana

á

plantear la bases en que debia

reposar el nuevo Estado.

Las ideas

y

las pasiones que en nombre de la democracia arrebatan

y

desorganizan actualmente las sociedades pululan

y

fermentan en lo

Estados-Unidos de América con lodos su enores

y

todos sus icios; per

lJay

que tener presente que el espíritu del crislianismo, las escalentes lra–

diciones políticas

y

los invelerados hábitos de legalidad que campean en

aquel pueblo las mantienen subordinadas

y

las purifican eficazmente.

Al paso que en aquel vasto leatro se desarrollan audazmente los prin–

cipios anárquicos, se sostienen con toda solidez

y

energía tanto en Ja so–

ciedad como en el individuo en particular los elementos de órden

y

con–

servaüion : en lodas partes, hasta en el seno del mismo partido que se

califica de demócrata por escelencia se echa de ver su presencia

y

su be–

néfico influjo que temporándolo

y

modificándolo loconsiguen no pocas ve–

ces salvarlo de la violencia de sus fogosos arrebatos. Eslos son los princi–

pió tutelares bajo cuya inQuencia so consumó la revolucion americana,

y

quouó asegurado suporvenir. ¡Ojalá que en la terrible lucha que actual–

mente tienen que sostener por todas parles, sigan

igoro~amenlc

pr

'Vale-