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que la corona tle Inglalerra tenia en aquellas colonias alguno partidario no
por e odejó de dominar un mismo espiritu, un mismo deseo en todo lo
rado de la escala social
y
basta puede decirse que la familias opulen–
ta
y
distinguida eran las que mas anhelaban por conqui Lar la indepen–
dencia
y
establecer el nnevo si tema de gobierno. d pueblo marchaba
adelante
y
el acontecimienlo iba á verificar e bajo- u.direccion.
El espiritu de revolucion no jer ia ma influencia en lo ánimos que
en la ociedad. Las ideas filosófica del siglo x
111
u e cepticismo mo–
ral
y
su incredulidad religio a habrian ciertamente llegado
á
penelrar
y
circ
1
1lar en los Estados- nidos deAmérica, ma no por e os entienda que
dominaban de un modo ab oluto, ni habian conseguido implantar
1.r
principio fundamentale ni su úllimas on ec
0
encia : la gravedad mo–
ral
y
el buen sentido práctico de los antiguo purilano eguian exi lien–
tlo en el e pírilu de aquello americanos, aun nlre lo mi mo qu ma
adrniracion habían mostrado bácia Jos filósofos france e .
La rua
a.dela poblaciun seguia con-ervando profuudamenl u reen–
cias, tan adicta
á
su dogma como á sus libertades, tan humilJemente
sometida
á
Dios
y
al Evangelio, como airadamente enconada conlra
1
re
y
el parlamento de Jnglaterra
y
so teniua en esa lucha á beneficio de u
independencia por aquella
misma~
que habia moli'vado Ja anida de su
antepasados á las regiones americana
á
plantear la bases en que debia
reposar el nuevo Estado.
Las ideas
y
las pasiones que en nombre de la democracia arrebatan
y
desorganizan actualmente las sociedades pululan
y
fermentan en lo
Estados-Unidos de América con lodos su enores
y
todos sus icios; per
lJay
que tener presente que el espíritu del crislianismo, las escalentes lra–
diciones políticas
y
los invelerados hábitos de legalidad que campean en
aquel pueblo las mantienen subordinadas
y
las purifican eficazmente.
Al paso que en aquel vasto leatro se desarrollan audazmente los prin–
cipios anárquicos, se sostienen con toda solidez
y
energía tanto en Ja so–
ciedad como en el individuo en particular los elementos de órden
y
con–
servaüion : en lodas partes, hasta en el seno del mismo partido que se
califica de demócrata por escelencia se echa de ver su presencia
y
su be–
néfico influjo que temporándolo
y
modificándolo loconsiguen no pocas ve–
ces salvarlo de la violencia de sus fogosos arrebatos. Eslos son los princi–
pió tutelares bajo cuya inQuencia so consumó la revolucion americana,
y
quouó asegurado suporvenir. ¡Ojalá que en la terrible lucha que actual–
mente tienen que sostener por todas parles, sigan
igoro~amenlc
pr
'Vale-