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4 ....

Q

IJl CUI\ O PllELlillh"Al\

·tante recibía noticia de nuevas de erciones

y

hasta su hija, la princc a

Ana, le abandonó, pasando

á

lo ' reales del de Orange. \Vhitehall se iba

onvirliendo en una soledad

i

y corría mucho riesgo de convertirse en

prision. Jacobo tuvo por onvenienle abandonarlo: huyó, pero habiendo

tenido la desgracia de ser conocido en su fuga fue otra vez conducido

á

Lóndres por una turba de hombres oscuros, y despues de haber pasado

algunos días de inútiles ansiedades huyó por segunda vez ypara iempre.

Tres horas hacia apenas que había abandonado la capital ( 18 de diciern–

Lre de

t

688) cuando seis regimientos ingleses y escoceses entraron con

Landeras desplegadas en nombre del principe de Orange, que por evitar

toda apariencia de triunfo llegó por la noche al palacio de San James. D

allí

á

cinco semanas (22 de enero de 1689) nn parlamento estraordina–

riamente convocado bajo el nombre de Convencion e reunió en We

t–

minsler para consagrar

y

dirigir la revolucion.

Alli estallaron entre los partidos yen el seno de todos los partidos di–

sidencias qtie basta entonces babian permanecido enfrenadas por el co–

mun peligro. 'olvieron

á

dispertarse todas lo escrúpulos monárquico

entre los torys, y renacieron toda las tentaciones revolucionarias entre

¡os whig . Los mas timidos de los primeros opinaban que debía vol e1n

á

llamar á Jacobo, haciéndole presta.r anticipadamente algunas garan–

tía . Los mas exaltados del partido contrario hablaban de establecer una

república gobernada por un consejo de Estado, cuyo presidente seria el

príncipe de Orange.

Entre esas do opuP, ta opiniones 'andaban fluctuando las modera–

das segun el impulso que aquella le imprimieran. 1uchoswhigs monár–

quicos de corazon peto poseído aun de la máxima del parlamento

Largo republicano querían que so destituyera solemnemente del trono

á

Jacobo 11

y

no se ofreciera la corona

á

Guillermo sino de pues de haber

organizado por medio de leye fundamentales la república en la monar–

quia. Por su parle los torys adictos

á

la igle ia pedían que al declarar

á

Jacobo incapazde la corona, e re pelaran la ·bases de la monarquia

no se hiciera mas que in liluir una regencia. Otro ma audaces y ma

sútilmente escrupu!

Q.So

en su principio monárquico , al paso que esta–

ban conformes con lo whigs en que el rey habia abdicado el gobierno

tanto por su onducta, como por u fuga, pretendían que el trono, que

no debía e lar vacante

ni

un olo dia, pert necia de

el

recho

á

la hija

mayor de Jacobo, la princesa faría,

1

que por lo tanto no babia nada

ma que hacer qu pr !amarla r ina.