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nEVOL CIOl'\ DE INl:LATEl\HA .
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hallaban mi erablernente ·onfundido , como rey e reia con derecho
d
exigir por parle de su úbdilos n
1
E lado Ja mi ma sumision ab o–
lula que como atóli o taba obligado
á
l rofe ar
á
la iglesia romana.
De
de u infancia e taba aco Lumbrado
á
padecer por su creencia
l'eligio a , rucl per ecucion quo había vislo st nder e ácuanto la
pro-·
fosaban,
y
poi' eso cuando se vió en el trono se con id ró obligado
á
dar
libertad
á
la iglesia católica en su reino,
y
cr yó que el único ll)odo d
dársela
ra
d
rolvede suantigua dominacion.
¡Triste anead narniento de los errore
é
iniquidades humanas que .e
atraen
y
engendran reclprocamente
1
En vez de reconocer
y
re petar
á
un
mismo tiempo su múluo derecho lo protestantes y lo católicos nada mns
sabían hacer que perseguir e
y
dornina r~e
re ipro amente.
Sea por e paranza de realizar ma fácilmente su de ignio ,
a
á
fin
de
a
gurarse garanlias para el porvenir, Jacobo
n
inauguró su r inado
conteniéndose en lo limites de la legalidad.
Al
enlarse n
1
trono pl'o–
melió formalmente so t ner las leyes establecidas a i en la ig'lesia, orno
n
1E
lado. De ali!
á
po o tiempo convocó un parlamento y
r
n vó
el 1
modo ma svl mne sus promesas que no tardaron en er desmentidas
p
r
algunos acto imporlanles, aunque aislado . Continuó ha iendo re audar
onlribu iones no impuestas por el parlamento,
y
al paso que para om–
placer
á
la iglesia anglicana desplegaba todo rigor ontra los disidenl s,
principió
á
su
pender la ejecucion de la leyes contra lo atóli o , y
á
producir
ó
tolerar graves infracciones contra el régimen polltico
y
reli–
gioso del Estado.
Su lenguaje ra toda fa ma á propósito para cau ar r celos que sus
mi mos actos : sin dejar de protestar continuamente
a
erca de la legali–
dad dosus intenciones, dejaba vi lumbrar su
d
rocho al poder
ab~olulo
y
su resolu ion de ponerlo en práctica, si la nacion no se daba por entendi–
da
y
satisfecha de su moderacion.
A
i
acostumbran espresarse unas veces los pueblos en nombre de la
oberania popular, y otra.s los 1·eyes en nombre del derecho divino
á
fin
ele intimidarse mútuamente haciendo anticipado alarde de la terrible fuer–
za que en un ca o dado podrán desplegar.
1
Pretension tan inseo ata o–
rno insolente que enerva y destruye la base de un gobierno,
ó
las liber–
tades
d
una nacion
1
Lo único · que lo reyes y los pu blo
n su rela-
ione deberían poner en avicien ia para ontenerse on su dere ho '
lo–
o-ale , dejando en eterno silencio lo misterios la amenazas de lo gol–
pes
d E
tado
el
la r v Ju ion .