![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0435.jpg)
ODllE LA llE OL CION UE INGLATEl\RA.
417
pla !ase en jercer el poder de un módo duro, ysi se quiero cruel, y para
e lo enconlró en Jeffreys, un cfnico y alre,,ido ministro de sus vengan–
za . Los rigores judiciales éjeroidos contra los partidarios de Argyle ydo
fonmouth con soberano desprecio de las garantías legales
y
de los sen–
timientos de humanidad escitaron en todas las clases de la sociedad,
hasta en aquellas persona que babian desaprobado la revolucion, pro–
fundos sentimientos de indignacion
y
di gu to. Jacobo dió al mi mo
tiempo libre ritmda
á
sus designio fa,oritos: atacó
á
la
igl~
ia anglicana
en sus derechos vitalas y
á
los mas fieles de entre su mismos partidarios
n los últimos repliegues de su·conciencia.
Diose órden
á
las universidades de Oxford y Cambridge de nombrar
profesores católicos para sus establecimiento protestantes. El rey mani–
festó personalmente
á
Rochester que si no abrazaba el catolicismo seria
destituido de todos sus empleo . leclidas tan manifiestamente ilegales y
violentas eran desaprobadas hasta en el mismo eno del parlido católico :
dos camarillas, moderada y prudente la una, y arrebatada
é
intrigante
Ja otra, se disputaban la influencia cerca del monarca, presentándolo
continuamente la primera el peligro
á
que se esponia la segunda alha–
gándole con la esperanza de la victoria.
rada faltó de lo que debería haber contribuido
á
in pirar prudencia
al soberano, ni la lealtad y larga paciencia. de los protestantes, ni Ja mo–
deracion
y
sabios consejos de los mi mos católicos : la ciega obstina ion
de Ja.cabo se hizo 'Uperior
á
todas las consideraciones. Llamó oficial–
mente al jesuita, P. Petra
á
su con ejo, y mandó al cler anglicano le r
en todos los templos del reino una declaracion mediante la cual quedaban
definitivamente abolido por solo su poder los decretos dados por el par–
lamento contra lo disidentes y los católicos. El arzobispo de Cantorbery
seis obispos se negaron
á
obedecer, y presentaron una pelicion, por lo
cual fueron encel'l'ados enla torre de Londres
y
perseguidosjudicialmente
como autores de un folleto sedicioso.
Mienlras esto sucedía tuvo el rey Jacobo un hijo que dió al traste con
las esperanzas do lo moderados y nació entre las sospecha infundada ,
poro naturales de toda la nacion : la pandilla dominante manifestó sin r ·–
bozo alguno su alegria, prometiéndose sin duda educar al príncipe en 1
mismo sentido, que habia educado al padre : de manera que aquel régi–
men de gobierno, que hasta entonces había sido tolerado solo en a.lencion
á
lo poco que pod!a durar, e pros ntó orno indefinida per pe tiva para
el porvenir.
55