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fi.Q4

DISCUllSO PHELli\llKAR

indiferenle para .hacer alarde del poder absoluto ó para praclicarlo... 'o

se cuidaba mas que de sus placeres, no lenia afecto al poder sino para

gozar de la vida,

y

no tenia reparo en aprobar planes

y

tran':lacciones

ú

trueque de alejar los peligros de la lucha, y ahorrarse di gustos. Mas en

el fondo de su alma solo la monarquia absoluta merecía la aprobacion.

Babia presenciado los estravlos y desmanes de las inslituciones de

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pais, ·ufriendo las consecuencias y por otra parte había contemplado

muy de cerca el esplendor de la córte de Luis XIV, y la fuerza de su go–

bierno . Hácia esos objetos se senlia naturalmente inclinado por la admi–

racion que le.habían causado. De aquí nació u propension

á

caer en un

venal servilismo respecto de Luis

xn,

con iderándolo orno jefe del par–

tido de los reyes, y no sintiendo cual debia la humillaciones á precio

ue

las cuale.s le vendía aquel soberano la politica

y

las libertades de su pal .

En materias de religion Cárlos era

á

un mismo tiempo esceptico

y

católico, sin creencias

y

tan corrompido de espíritu como de corazon.

Mas en último resultado pensaba que si algo cierto había en la religion,

no podia ser sino en el catolicismo, baluarte mas seguro para lo reye

contra lo peligros del pod r

y

.para los hombres contra los de la eter–

nidad.

Asi es que si bien en los acto público de su vida Cárlos no se con–

dujo como soberanoabsoluto

y

católico, en el fondo de su alma fue cató–

lico y absolutista, simpatizando con los demás soberanos del continent ,

pero no con la

C

y

la potitica de su nacion.

Jacobo II era católico y absoluti ta celoso : sus acto estuvieron en

consonancia con estos principios. Ademá de esto era ciegamente em–

prendedor

y

tenia ia obstinacion de un e pfritu mezquino y esl ·ril

y

Ja

dureza de un corazon frío

y

seco.

Tales eran los dos prlncipes que la re Lauracion puso al frente de la

nacion inglesa , cuando esta maldiciendo la revolucion volvió

á

poner.e

bajo el trono con placer , pero resuelta in tintivamente

á

conservar las

adquisiciones que había hecho .

La historia de Inglaterra, en todo 1curso de la restauracion no e

masque la de cripcion del profundo desacuerdo, lentamente manifestado,

pero al fin e tallando con violencia entre dos monarcas su pueblo, la

historia de los constantes esfuerzos de este por evitar la· consecuencia·

de aquel desacuerdo, esto es, una nueva re\Olucion.

El pueblo ingles durante aquella época fue esencialmente conservador.

Facciones ardientes

y

ambicione egoi ta lo agitaron con

intriga~,

edi-