![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0425.jpg)
OBfiE LA J\EVOLOCION OE INGLATEl\l\A.
407
no de la nacion
y
no supo comprender, ni practicar los medios en virtud
de los cuales e e nuevo hecho podría on\'erlirsc en elemento de seg·uri–
dad
y
de fuerzas para la monarquía. Este fue uno de Jos errores que en
el inexorable de Lino de los hombre públicos·no se o curecenpor el
talen~
to ni por rara virtude
y
que dan un cará ter mortal
á
desacierto
tle
gTacia~
que por otra parte son leve
y
ca i de ninguna consecuencia.
De pue de lo honrado onsejeros de Ja antigua monarquia subie–
ron al poder los frívolos favoritos de la nueva córtc, llevando
á
Ilu kin–
gham y
á
haflesbW'y á su frente : uno de e Los era licencioso, arreba–
tado, superficial y presuntuoso : el otro estaba lleno de ambicion y era
profundo
y
atrevido. Ambos estaban igualmente corrompidos y \·ersado
n el arte de corromper, yambo on igual ligereza desertaban egun Ja
necesidades de su ambicion ó el placer de su vanidad, de los interese
del Lrono
á
los del pueblo, ó del gobierno á la faccion. Estos mini Lros
formaron el proyecto de dar satisfaccion al parlamento, á lo disidentes,
y
á
toda las opiniones que la politica severa y aislada de Ciar ndon ba–
bia irl'Ítado.
Ma no basta la voluntad de complacer ni de abstener e de choque
para gobernar. No sospechaban los temerarios é inmorales sucesores de
Clarendon la clase de dificultades yde peligros que iban á atra r sobre 1
poder
y
sobresus mismas personas al tomar supunto de apoyo en la cáma–
ra baja. Para que una asamblea popular pueda ser un medio habitual de
gobierno fuerte
y
normal, es preci oque ella misma á suvez se halle sólida–
mente constituida
y
gobernada, Jo cual no puede conseguirse sino en cuan–
to se componga de grandes partidos unidos por principios comunes,
y
1
n
cuanto marche constante
y
disciplinadamente hácia un objeto determi–
nado bajo la direccion de jefes acreditados. Entiéndase que tales parti–
dos no pueden formarse ni subsistir sino estando reunidos sus miembros
por el vinculo de intereses poderosos,
y
de sólidas convicciones.
na cierta medida de fé en las ideas
y
de lealtad en las personas es
conclicion vital de los grandes partidos políticos asi como estos son lam–
bían condicion de un gobierno libre. Nada de esto existía ni aun remota–
mente en tiempo de Cárlos
J1
cuando el ministerio, llamado de la Intriga,
intentó gobernar de concierto con la cámara de Jos diputados
y
segun
sus propias a piraciones. Despues de tantos sacudimientos y equivocacio–
nes, particularmente en las regiones inmediatas al poder, los hombres
e taban poseídos de dudas , de desconfianzas, de una mobilidad contínua
d un
piritu de per onaffclad que unas vece se impacientaba ha La