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DI
e n o
l'HELl.\JIN,\I\
<lo. u empeño ora manlener
á
un mismo tiempo la corona en l r pet\'I
le las antiguas leyes del pal , y la cámara baja en la mode tia de su
antigua ituacion,
y
e lisonjeaba de poder ceñir la prerogativa régia
ú
la 1galidad sin imponerle ninguna re pon abilidad necesaria respecl
del parlamento.
Estrelláron e u proyecto ante la quim 'ri a tentativa de establecer,
al salir de una revolucion popular, un gobi rno que no fue e ni arbitra–
rio, ni limitado. ucumbió finalmente ese ministro de pues de iete año
de preponderancia, iendo odioso
á
lo pueblo por u arrogancia mo–
nárquica,
á
las
cela
di idente por u inlolerancia pi copa! y á la cór–
le por u everidad desdeñosa. Vióse finalmente p rseguido de la ciega
ólera del pueblo que le achacaba todos lo malos público
y
lodos lo
de manes del poder,
y
hasta tuvo que lamentar el ver e indignamente
abandonado del monarca para quien no había sido en úllimo re ultado
mas que cen or incómodo
y
ministro comprometedor.
Atribuyóse la caída de Clarendon
á
defectos de u carácter
y
á
va–
rias falta
ó
contratiempo de su politi a en Jo interior
y
en lo e lerior.
A-¡ se de conoce la grandeza de la au a que deciden de la su rte d
lo grande' hombre . La Providencia que les impone una tan ruda tarea
no lo trata con tal rigor que no le di imule algunas falta
y
lo derrib
li~·eram
oto por algunos errore ó de gracias particulares. Otros gran–
des mini tros Richelieu,
~lazarino,
Walpole tuvieron tambien defecto ,
omeli ron falta ,
é
incurrieron en desacierto .tan grave orno los d
Clarendon . Pero tuvieron el tacto de comprender u época : la mira y
los e.fuerzos de upolilica, e tuvieron en con onancia con su necesida–
de , con el e. lado
y
movimiento O'eneral de los ánimos.
Clarendon se engañó por 1 tocante
á
su poca ; no ompr ndi6 el
ignificado de lo grandes sucesos
á
que habia a istido; on ideró todo
1 acontecimientos que mediaron de de el
164
al
16
como una re o–
lucion d pue de la ual nada d bia hacerse ma que a gurar 1órden
y la le es y no vió qu al
precipit.arla ociedad ingle a on funestos es–
Lravio , la habia aquella r olu 'on ncarrilado por nuevas nda dond
la antigua monarquía re taurada debía adoptar nece ariamente otra
marcha.
Entre lo grande resultados que aquella re\'olucion había pr tlu ido
n Inglaterra, larendon aceptó in eram nt 1 on ur o n ari d 1
parlamento,
y
aplaudió el triunfo d 1Prot tanti mo. 1 bazó
omba-
tió on b lina i n la r ·ient influen ia de la ámara 1aja n 1
O'
bi r-