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- 51-

dres, es cosa oatural acabarse el brío

y

olvidar8e la ira, qne son · 1as armas

naturales que el hombre tiene para sn

defensa. Por donde concluy,o, qne por

este camino de rigor

y

crueldad, más

qne

por

<?tros

medios,

vinieron los

In·

cas

á

quebrantar los brios

á

su súbdi- .

tos y ponerlos

en

Ja

estrecha

servi·

dumbre en

qne los

tenían

y

sujeción

y

rendimiento

con ·que ellos eran obede–

cidos

y

acatadm~,

que era una esclavi–

tud tan dora, q ne <:on dificultad se

puede imaginar otra mayor,

aunque

discurramos por todos los gobiernos

de }aq

genteR

<le

Q

ne

basta ahora

ten

mos noticia." (103)

La admirable página

que

hemos

trascrito nos releva de

in~istir

sobre

ésto.

Así sucumbfa n

violentamente los

rüfljor preparados

para

Ja lnC'ba en el

sentido de la accjón,

y

la energía

acu–

mularla por la herencia se

perdía,

y

retrogradaba

la

raza cayendo cada

día más en la

R

byección.

El carácter del indio

forjado por

las

instituciones

incáicas

no habria na ·

cido desde un principio en

una

raza fie·

u y

altiva;

Ai

ese carácter se realizó,

foé

porque la índole nativa de la raza

lo

permitía (104),

y

porque

ya

esos

103 (lobo,

obra

citada,

tomo

nr,

páginas

282 -

Bt.

104 «Son todos naturalmente flemáticos