· vida. Oprimido puede quejarse, pero
no encuentra mas que blancos en tre
sus jueces.
L~
ley, no obstante le abre
~l
banco de los jurados, pero la preo·
cupación
re
rechaza de ellos. Su hijo
está escluido de la escuela adonde va
á
inst.ruirse el descendiente de los eu·
ropeos. Eo los teatros no podria,
á
precio de oro, comprar el derecho de
sentarse
al
lado
del
que
fué
su duefio;
en los hospitalea
Be
le coloca aparte.
Al negro se le permite implorar al
mismo Dios que los blancos, pero n0
implorarle al pié del mismo altar. El
tiene sus sacerdotes
y
sus templos. No
se le cierra Jas puertas dsl cielo;
y
gracias, no obstante, si la desigualdad
se detiene al borde del otro mundo.
Cuando el negro no existe, se arr0jan
$US
huesos aparte;
y
la diferencia de
condiciones se halla hasta en la igual·
dad de la muerte.»
(100)
Asi, con es a
crueldad, han defendi–
do los anglo americanos la selección
de
~u
raza.
DBspués de Jos negros, dfoe el autor
, que, entra
ce
á
la parte má.s
tr1ste
»
de su
trabajo, ·al estudio de la !aza in.dia
(101). Su vida durante el
impe~io-l-n·
cáico
y
la domiIJación española
le
per-
100.
De
la democracia en América,
Ma~
driiJ. 18'54, pá'gina 264. ·
10l
Discurso,
p!i
gs.
150-68