-42 -
era una preocupación de Ja fantasía de
toda una raza y que nece itaba para
subsistir objetos materiales que ha1a·
g-aran su calent,urienta imaginación·
La8
guerras
de Italia
y
d~
Flandes,
1
s
castillos
feuclales
de los
antigues sefío·
refl, las mori cas cot strncciones en que
yivía perdurable vida el genio de Jos
/ árabeEI,
el brillo
deslumbrador que
ro·
deaha
á
la Corte, las fabulosas noticias
de la .América; todos estos
elemento~,
uniendo ea
poética
lazada
el
presente
con
el
pa@ad0,
animaban
el
corazón de
Jos
descendientes del Oid.»
ccEse
doble
carácter del espafiol sufrió su menoer.a·
bo
al
ser trasplantado
á
las coloniaEI.
»
«Los
individuos de
la
nueva
raz:i
que
habitaban
la
América
no
formaban
si·
no una porción desprendida de Ja Es·
pafia,
á
la que
si bien reverenciaban
no
porlian amar desde que no existian
aquellos
vínculos
que hubieran
e
ta·
blecido
una
relación estrecha
y
dora·
dera>>
(95.)
«Cuando
el
hombre
ya
cava Jos ci–
mientos
de
su morada para esperar en
ella el fin
desns días,
llega
hast&. olvi·
dar
la
tforra donde vió la luz,
y
co–
mienza
á
amar la nueva
con
el mi mo
95 Mariano I. Prado
y
Ugartecbe, E¡¡tu·
dio
sobr~
Filo1ogfa peruana, en relaclrin
con
Ja
Hif~toria
y
Ja
Li•
en~ture.,
Lima
18~8,
páginas
31, 23,
25,
27-28.