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go
á
las personas muy honestas'' ' 'no en ·
contró re8quicio por donde
no.seentra·
ra como por lo suyo, no respetando
el
retiro del claustro, el santuario del
hogar, ni los palacios de los prínci·
pes. ''
(88)
.
El
juego era vicio privado y
públi·
co, que babia echarlo hondas raices
en
todas las clases sociales, como lo están
probando la riqueza de la lengua en
cuanto
á
él
se te:fiere y las numerosas
medidas que desde Alfonso
X
dicta·
ron los reyes.para reprimirlo.
L.o.a.!!.Q.:.
bles acostumbraban ya en tiempo
<le
~
de Austria repartir entre los
presentes las ganancias del
ja~go.
Cuando Gastón, hermano
de
Luis
XIII,
estuvo en Madrid,
~ada
vez que
él
y
sus acompafiantes jugaban,
el
duque
de
Lerma ponía. dos . mil luises de
oro
á
la disposición
de
ellos
[89].
Por
Jas utilidades que reportaba
el
nego ·
cio se permitió, como merced,
á
los que
habían sido soldados el abrir casas de
juego. [90]
Echar agua en el mar sería dMir nna ·
sola palabra sobre las :fiestas de toros·
88 Monreal, obra citada, v6ase
Los bai·
les de n.rduño
89
Voltaire,
Oeuvres, completes, tome
3~ ru'3,
Pr.r1s
1861.
uEssais eur
les
moeurs, pá:
g'na
fi49•
. 90.
Monreal, obra
citada, página 315
y
s1gu1eutes.