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mite determinar acertadamente su ca·
rácter propio
y
las cualidades que de
él se derivan. Este punto, en el cual
estamos
á
un nivel con el doctor Pra·
do, pide por su valor etnográfico
y
trascendencia política ser mirado de·
tenidamente.
''Los Incas arraigaron el espíritu
~tina.,
que suele mostrarse refrac ·
tario lo mismo
á
la persuación, que
á
la violencja,
á
la educación, que
á
la
política;
la sumisión llegó
á
ser el rasgo
rnás característico
de la índole del ia·
dio, que vivió y murió no tanto por
sus propias determinaciones, cuanto
obedeciendo
á
Ja voluntad de sus tu·
tores; faltarónle la audacja
y
Ja inicia·
ti va, entre tanto que sucumbió con su–
blime abnegación en el
pues ~o
que le
señalaba Ja obediencia, y realizó gran–
des cosas iniciadas por los que man–
daban." (102)
En cuanto al imperio incáico es pre·
102 Loren te, Historia de la civi1izaci6n
peruana, pá.g·
3138,
en Revista Peruana,
to·
mo
III.
•Baste decir que ni ternan la
li–
b rtad Jo3 pobres de poseer cosa aJguna en
· particular sin licencia del Inca
6
de sus go–
bernadore8,aunque fuese no mas que matar
un carnero
6
tener dos vestidos, ni tenian
facultad de comer lo q__ue cada uno queria,
sinu lo que fuera voluntad del Inca» [Co·
bo, historia del Nuevo
~
undo, tomo III,
pág.
279.