Table of Contents Table of Contents
Previous Page  43 / 556 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 43 / 556 Next Page
Page Background

Prólogo.

XXXV

mente se pudiese apeJlidar el nombre del Rey nues–

tro señor''

(a).

Hay aqq.í tanto ensañamiento

y

tal ferocidad al pintar el ballestazo de los asesinós de

Toro, que cualquiera pensaria que el mismo Cieza lo

hubiese disparado con gusto. Contando cómo Diego

Ce~teno,

tan leal

á

la causa del Rey como ambicioso

y

avaro, amañaba con éxito el asesinato, casi el fratri–

cidio, de Francisco de Almendras en los Chárcas,

se atreve Cieza

á

observar '' que parecia que Dios

guiaba aquel negocio ''

(b).

Y en defensa de ,la felonía

de Centeno escribe: ' que, gobernando Almendras en

nombre de tirano, era cosa ridiculosa creer que Cen–

teno habia de antepone·r su amistad al

servi~io

real;

porque, tocando

á

él, niriguno ha de tener ley si no

fuere con solo Dios"

(e).

Grave defecto es, sin duda alguna, en quien trata

materias históricas, fervor tan sospec!loso como

el

que

dicta las anteriores frases, y que, áun siendo sincero

y

bien intencionado-como

á

mí me lo parece,-no deja

de hacer sombra

á

la verdad. Mas, si la simpatía no

me ciega, creo que nuestro historiador lo atenúa en

\

cuanto cabe atenuarlo. No

hac~

de su pasion exagera-

da, como otros lo han hecho con rectos ó torcidos

(a)

L A GUERRA DE

Qu

ITO;

cap. CXXXIII .

(b)

Ibid., ·cap.

~XXIX.

(e)

Ibid.,

cap. CXXVIII.