Capítulo XXXV.
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CAP. XXXV.-Cómo el obispo don Jerónimo de
Loaysa, pesándole de que se levantasen los mo–
vimientbs que 'decían, habló al v isorey sobre
que ·quería ir al Cuzco,
y
lo que sobrello pasó .
Y
A
~ra
cosa muy entendida por todos-los q'ue esta–
ban en la cibdad de Los Reyes, Gonzalo Pizarra
estar ya en el Cuzco recibido por procurador
é
justicia
mayor. Don Jerónimo de Loaysa era obispo en esta cib–
dad de Los R eyes, la cual es la cabeza de su obispado,
y
deseando que no se levantase alguna guerra en
el
reyno
que fuese parte para que la paz se perturbase, con
vo–
luntad de servir á Dios y á S. M ., quiso por su persona
ir á tratat sobrello á donde Gonzalo Pizarra estuviese;
y ansí habló con el visorey, representándole los gran–
des movimientos que sabian habia en el Cuzco, donde
tambien decian es tar Gonzalo Pizarra nombrado por
procurador
y
justicia mayor, el cuál no entendia sino
en aderezar armas, hacer pólvora
y
proveerse de otras
cosas más per tenecientes á guerr a, que no c;onvinien–
tes á suplicacion; y que para que no pasase adelante la
desvergüenza, seria cosa provechosa ir algunos varo–
nes cuerdos y modestos, para que, encaminándole en
lo que conviene, se saliese á fuera de tan loca
y
necia