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La Guerra de Quito.
con toda humildad le soltase, y él lo hizo por su
ruego, mandando apregonar, que cualquiera que se
tuviera por agraviado del mismo Vaca de Castro, le
pusiese demandas, para que, si se viere que hizo sin–
justicia, sea castigado. Y dende
á
pocos dias se tornó
á
prender Vaca de Castro y lo llevaron
á
un navío, man-
dando que lo tuviesen en él
á
recaudo. Y esta prision
fué, segun se publicó, por sospecha que de su persona
el visorey tuvo
'(a).
Lorenzo de Aldana habia venido de la provincia de
Xauxa
á
ver al visorey y como primero contamos ho–
biese escrito aquella carta, y
el
visorey
supi~se
que ha–
bia sacado della treslado., se enojó grandemente; y por
esto y porque su abtoridad era mucha y siempre se
habia mostrado amigo de los Pizarras, le mandó pren–
der, teniendo dél, segun dicen, sospechas,
y
enviar
á
otra nave
á
donde le tuvieron algunos dias; mas des–
pues le mandó soltar, dando causas por qué lo habia
mandado llevar al navío.-Y en este tiempo ordenó el
visorey que en la mar hobiese armada,
y
por capitan
general della Diego Alvarez de Cueto, su cuñado,
y
por
capitan J erónimo Zurbano.
(a)
H errera añade por cuenta propia, que Vaca de Castro frecuenta a
la casa de virey ó por honrarle y dar
á
todos buen ejemplo,
ó
por cum–
plir las órdenes del Rey de aconsejarle
y
asistirle;
y
que sufrió la inj uria
de su
prision
con tolerancia.