II
Prólogo.
cansado y fatigado del continuo trabajo y vigilias que
he tomado, por dar fin á tan grande escritura, que más
estaba para darme algun poco de contento y gastar mi
tiempo en leer lo que otrqs han escrito, que no en pro–
seguir cosa tan grande y tan prolija. Dios es el que dá
esfuerzo para que yo pase adelante y prosiga estas
Guer–
ras civiles
hasta que
el
Presidente Pedro de La Gasea,
en nombre de Rey, funde
el
Audiencia en la cibdad
de Los Reyes
(a).-
'Y
hago á Dios testigo de lo que
en ello yo trabajo; y, cierto, muchas veces determiné de
dejar esta escritura, porque ya casi ha quitado todo el
sér de mi persona trabajar tanto en ella y ser por ella
. de algunos no poco murmurado; mas como en esta
tierra las reliquias de la virtud sean menospreciadas,
y no pretenda más de que S. M. sea informado de las
cosas que han pasado en estos sus reinos, y que la prá–
tica mía todas las otras naciones que debajo del cielo
son la vean y entiendan, pasaré adelante, poniendo
siempre mi honor en las manos del lector
(b).-
E cier–
tamente si yo no hubiera publicado á muchos amigos.
mios singulares, que,
mediant~ '
el
auxilio divino, mi
débil ingenio con mi pluma escambrosa daria noticia de
las cosas ultramarinas de acá en las Españas,
ó
hiciera
(a)
LA GuERRA DE
urTo,
cap.
CXIV.
(b)
Ibid.,
cap.
CLXXIV.