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Capitulo X.
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licenciado de la Gama y su deseo no era sino de volver
á
tomar la vara en cabildo, para que, venido Vaca de
Castro, entrase de nuevo en el gobierno á ser gober–
nador, recelándose que, por haber sido teniente de los
gob rnadores pasados, le serian quitados sus indios;
y no pudo negociar cosa alguna.
Vaca de Castro se vino caminando hasta que llegó
á
la cibdad de Los Reyes,
y
aunque en ella supieron su
venida, no se le hizo gran tecibimiento ni salieron al
camino sino algunos criados y amigos suyos; y con ellos
entró en la cibdad y se fué á aposentar en casa del
obispo don Jerónimo de Loaysa,
y
allí le vinieron á
visitar todos los vecinos, hablando en las cosas quel
visorey hacia y de la reguridad de las nuevas leyes.
CAP.
X. ·-Del gran alboroto que hobo en la
cibdad de Arequipa, cuando supieron las nue–
JJa de las leyes, y de cómo Francisco de Car–
vajal e fu
~
de Los Reyes.
A
L
tiempo que fueron á la cibdad del uzco Alonso
al
mino
y
don ntonio
(a)
de Ribera con la nue–
va d 1 ord nanzas, el gobernador Vaca de Cas tro
(a
Alonso
n el 1 ; pero
err r e idente.