La Guerra de Quito.
miento del visorey. Vaca de Castro, teniendo en más
su abtoridad que su deseo, respondió graves palabras:
que viniesen ellos
á
hacer el cabildo y ayuntamiento
á
donde él estaba, pues era más razon que no ir él con
~u
persona á donde ellos querian; y de una parte á otra
fueron y vinieron algunos mensajeros, sin que Vaca
de Castro quisiese venir al cabildo, ni el cabildo ir
á
donde él estaba, tenie.ndo,
á
lo que yo creo, Vaca de
Castro sospecha del cabildo y el cabildo de Vaca de
Castro, porque en los tiempos pasados siempre se qui–
sieron mal. La resolucion destos negocios "fué quel
cabildo ordenó ciertos capítulos para que Vaca de Cas–
tro los firmase, que por ser cosa que de secreto pasó
entrellos, no se supo por entero.
El obispo don Jerónimo de Loaysa entrevenia en
estas cosas, é hizo amigos
á
Alonso Riquelme, el teso–
rero, y al fator Illan X uárez con Vaca de Castro. Y
despues de hechos los capítulos, el tesorero Alonso Ri–
quelme los dió á Lorenzo de Estopiñan, para que los
llevase
á
Vaca de Castro que los firmase; y despues que
los hubo visto y leido, dijo que no firmaria tal cosa,
1
porque dellos era menester quitar y
á
otros añadir. Es–
topiñan importunó
qu ~l
mismo hiciese la enmienda
dello y 1os firmase;
i\T
aca de Castro respondió que no
haría, porque conoscia que no eran hombres de ·cons–
tancia, y no había él de fiar su honor dellos. Y' pasa–
das otras cosas entre Vaca de Castro y los del cabildo,
no se concordaron en nada; ni tenemos ninguna cosa
que decir por
agor~
de Vaca de Castro, porque no se_
concluyó nada de lo que querían; y él se estuvo en Los.