Capítulo XII.
45
de Ribera, é Alonso Palomino, y V.iJ.lacorta y otros
muchos con cartas. Y ansí mismo, en
es.tetiempo, me
dijo
á
mí Luis de Almao, criado de Gonzalo Pizarra,
que Vaca de Castro le escribió se estuviese quedo sin
se alterar, aunque las cosas no llevaban buenos térmi–
nos con las ordenanzas; y que S. M. seria informado
de la verdad
y
mandaria lo que más á su servicio real
conviniese. Las de don Antonio,
é
Palomino, é Villa–
corta y Alonso de Toro y otros escribian que viniese
luégo
á
los librar y
~edimir
de tan gran mal como era
el que se esperaba; y tambien le llevaron las ordenan–
zas: Y allegó este mensajero
á
tiempo que estaba ca–
zando ocho leguas de allí en una estancia
6
hacienda
suya, que ha por nombre Palcócon, sus criados bien
descuidados de tal cosa. Pues como allegó este Busti–
llo al pueblo, halló á Luis de .Almao y le rogó que fue–
se en persona
á
donde estaba Gonzalo Pizarra y le
dijese, que luégo con toda presteza viniese, porque le
convenía
mue.ha, que le querian cortar la cabeza. Alle–
gado Luis de Almao donde estaba Gonzalo Pizarra á
la segunda vigilia de la 'noche, alteróse mucho, pen–
sando que era otra cosa, y pidiendo lumbre Gonzalo
Pizarra, le dijo:-¿Qué venida tan de priesa es esta?
Respondióle Almao:-Levantaos, ques venido Busti–
llo y trae despachos
"Y
avisos que os guardeis, porque
os quieren cortar la cabeza. Creyendo Gonzalo Pizarra
que lo decía por Vaca de Castro, respondió:-¡Juro
á
Nuestra Señora que yo se la corte á él primero! Y le–
vantóse 1uégo de su lecho sin preguntar cosa alguna,
y
ántes quel resplandor del dia viniese, cabalgó en un