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156

o sigamos, sin manirestar las pruebas de su mislon? El

dice~

••Que Ja

raíz

infecta de la opinioo en favor de la potestad ci–

vil

füe

la herej ía.

Los herejes, ocurrieron a los emperaJorcs

pa1'a soli(.;itar su proteocíon. Es por esto, que

le atribuyeron

una potestad de que careoia.

1 '

En este parágrafo se destro–

za

á

Heinecio,

á

quien el autor

y

yo debemos nuestros prin–

cipios.

Fué precisa una nota para tocar en el ministr , di–

putado ó juez, que estudió en el convictorio de S. ·carios.

Parece que alli únicamente falta mi nombre, Podia h.aberse

añadido, el que defobdió la suprema autoridad temporal, en

cuaqto al poder, que tiene, para dividir las Diocesis.

¡Cuanto se peca contra la historia! Por cierto, que no

es por ignorarla. El defensor de la supremacia, es mi anti·

poda. en las opiniones, pero no cesaré de celebrar su litera·

t ura,

e

infütigable aplim\cion.

"La .raiz infecta de la opinion,

se u,pone, que es la herejía. » Ocurrieron los herejes

á

los

emreradores

para

que los protf'jje ·en.

¿Y iuie11es fueron esos

herejes?

L os eoles1astico , los Obispos, los ! atrinrcas, por dcs–

g11acia

algun~s

veces los

Ponti_fices.

¿Y no so licitaron los

ca.tólicos 1 mism

r teccio1,?

:;sí,

·

~si

onsta de la his·

toria.

eclesi~stiy¡:\

y

1

fana.

Estb nos acaba de dibujiu· con

pluma inimital91

el conde de Seg r. (.)

¡,L.o

emperadores.

hllbie e sido cual

ue.~e

su creencia privada, s stubieron en los

concilios jenerale ·

á

her

j

?

o: r.epito, lo que ya he

dicho en ot

lagar.

1

no hubiése

~

b'ido necesidad de mas

concilios, que-

los cuatro primeros jcnerales, convocados por

Emperadores, con su asi tencia, y mandad0s ejecutar por ello

mi mos,, los tna.les de la Iglesia hubieran sido menores. E

insultar a,l público, suponert que en la América no hay hom–

b res. dedicados, que estén instruidos en las historias y en las

obras de los a,ntÍgl.loS

PP.

Si al autor le La ta su palabra, yo

me íl\'erguenzo

1

cuando hablo sin el texto. Pata la ejecucion

del coucilio de Nicea, procurado, provocado, uscripto por Cons–

t antino, quien per

o

nalm

~nte

a istió a él,

y

al que no

con~

currió el P apa, sino

p.or

legados, admiremos la elocuente car–

ta que dirijio

¡\

la

Iglc i

a de Al

jandr~a,

.egun

la

tra

lada el

hi ·to.r,iador

crates, (,)

Rei·ertamur,

ait,

ad

carissirnos

fraires

nostras,

4

quo1

um

consortio, impudrms

ille

diaboli

minister

(Arrio)

nos s.eparamt.

Ad

comune

corpus

t

propia

nostrn

m

mbra,

-----------------·------

(.]

li1.~l.

del haj. Imp.

~,

l

L.

l.

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