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o sigamos, sin manirestar las pruebas de su mislon? El
dice~
••Que Ja
raíz
infecta de la opinioo en favor de la potestad ci–
vil
füe
la herej ía.
Los herejes, ocurrieron a los emperaJorcs
pa1'a soli(.;itar su proteocíon. Es por esto, que
le atribuyeron
una potestad de que careoia.
1 '
En este parágrafo se destro–
za
á
Heinecio,
á
quien el autor
y
yo debemos nuestros prin–
cipios.
Fué precisa una nota para tocar en el ministr , di–
putado ó juez, que estudió en el convictorio de S. ·carios.
Parece que alli únicamente falta mi nombre, Podia h.aberse
añadido, el que defobdió la suprema autoridad temporal, en
cuaqto al poder, que tiene, para dividir las Diocesis.
¡Cuanto se peca contra la historia! Por cierto, que no
es por ignorarla. El defensor de la supremacia, es mi anti·
poda. en las opiniones, pero no cesaré de celebrar su litera·
t ura,
e
infütigable aplim\cion.
"La .raiz infecta de la opinion,
se u,pone, que es la herejía. » Ocurrieron los herejes
á
los
emreradores
para
que los protf'jje ·en.
¿Y iuie11es fueron esos
herejes?
L os eoles1astico , los Obispos, los ! atrinrcas, por dcs–
g11acia
algun~s
veces los
Ponti_fices.
¿Y no so licitaron los
ca.tólicos 1 mism
r teccio1,?
:;sí,
·
~si
onsta de la his·
toria.
eclesi~stiy¡:\
y
1
fana.
Estb nos acaba de dibujiu· con
pluma inimital91
el conde de Seg r. (.)
¡,L.o
emperadores.
hllbie e sido cual
ue.~e
su creencia privada, s stubieron en los
concilios jenerale ·
á
her
j
?
o: r.epito, lo que ya he
dicho en ot
lagar.
1
no hubiése
~
b'ido necesidad de mas
concilios, que-
los cuatro primeros jcnerales, convocados por
Emperadores, con su asi tencia, y mandad0s ejecutar por ello
mi mos,, los tna.les de la Iglesia hubieran sido menores. E
insultar a,l público, suponert que en la América no hay hom–
b res. dedicados, que estén instruidos en las historias y en las
obras de los a,ntÍgl.loS
PP.
Si al autor le La ta su palabra, yo
me íl\'erguenzo
1
cuando hablo sin el texto. Pata la ejecucion
del coucilio de Nicea, procurado, provocado, uscripto por Cons–
t antino, quien per
o
nalm~nte
a istió a él,
y
al que no
con~
currió el P apa, sino
p.orlegados, admiremos la elocuente car–
ta que dirijio
¡\
la
Iglc ia de Al
jandr~a,
.egun
la
tra
lada el
hi ·to.r,iador
crates, (,)
Rei·ertamur,
ait,
ad
carissirnos
fraires
nostras,
4
quo1
um
consortio, impudrms
ille
diaboli
minister
(Arrio)
nos s.eparamt.
Ad
comune
corpus
t
propia
nostrn
m
mbra,
-----------------·------
(.]
li1.~l.
del haj. Imp.
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