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vas leyes, de modificar, mudar y revocar las antiguas, p1tra
acomodadas á las circunstancias, tiempos y persoi:ias. IJ
Es.
to lo aplica al apropiamientn, que se ha hecho la Iglesia ro.
mana de ciertas prerrQgativas. ¿Y n@ es una confesion es–
Pll<"Sa que en ellas no hay nada de diwino1
Ln
divino es
inmutable no está sujeto
á
tiempos, circunstancias, ni personas.
No repíir6 -el abogado del Vaticano,
fa
brecha que le abría.
Era natural otra consecuencia. Luego causas poderosas pue–
d en hacer, que se extraiga de Roma Ja confirmacion de los
Obispos, la necesidad de las bulas, y 4ue los metropolitanos
sean restituidos
a
sus antiguos derecaos, empobreciendo la cor–
te de la cristiandad.
FuE el sofisma del P. Laines, distinguiendo entre lo que
es de der.echo divino, y lo que es or<lenado por Dios. Que
las cosas instituidas por derecho divino, son perpetuas, y de.
penden de Dios solo en todo tiempo, tanto en jeneral, como
en particular. Que en lo que ordena y pr;escribe simplemen–
te les deja
a
los hombres que determinen segun los casos par-
ticulares.
·
No
,~oJo
se convence, .-que Ja
~xhorbi,tante
p,otestad de los
Obisp s de Roma, no es de derecho ivino, sí, que es muy
c onocida la e ad de su elevacion. La historia de San Gre–
gorio
VU,
com rometir<iientos con el Emperador Enrique
i
V,
la trajed· ya ddícula, ya in!>ufrible del castillo· de Cano. a,
se ha
re~e
.1
n t-ante, qu e l re.cuerdo fas dia. Siguiendo
á
Fleury, no sa go por garante de los vein e y siete
dictado~
que
se hallar<•n entre sus papeles. [.] Por el 23 canoniza
á
todos
los Pontífices pasados
y
futuros. Alli se dice, que ·por los mé–
ritos de S. Pedro, se hacen induvitablemente santos. Se trae
una cita icle S. Simaco: Rs muy posible, que·esta sea una ca-
' 1umnia. Si tal hubiera sido la opinion de este S. Gregorio,
á
él mismo no lo tendriamos p or santo aun canonizado. Lo que
hay de evidente és, que se levant? una
torr~
sin
bas~.
Mantenien–
dose Jos pontifices en un medio no hubiesen ca1do. Por una
1,reaccion político-relijiosa, se ha pretendido hacerles perder aun
del nivel lt>jí im1•, que les corresponde,
y
que no les negare–
mos 1-0s católicos.
GUERRA abierta, en que ambos partidos toman por 1;1rmas
las escrituras. ¿Es piadoso, que los libros sagrados
~ean
ins–
~ru mentos ·
de esta anticristiana locha? Me contentarra con un
(.)
Carta
55
líb.
2. o