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-34-

Aquella escena babia dado lugar a una disclll!ion mas grave todavía entre

aquellos teólogoa del desierto, cuya profesion era seguir

l¡¡.

huella de sus

mulas

cargadas

de algodones y otros efeetos procedentea de heréticas na-

ciones.

.

Aseguraba.

en efeeto, Moyen que no debia

temeru

a Dios, en el sentido

-que esa palabra

(

craindre-)

tiene en frances, en cuyo idioma implica

la

idea.

del terror o del miedo inminente y activo que padece el alma. Tal opinion

plll!o fuera de sí al gallego de Redondela, y comenzó a citar Slll! testos al

hereje, concluyendo por aquello que Dios dijo a Santa Teresa:

Teme mi ira!

a lo que el frances contestó:

Patarata&!

Este último atrevimiento agotó

la

pajencia del gallego,

y

en un rapto de

ira

anunció a Moyen que lo acusa.ria a

la

Inquisicion, suplicando al mismo

tiempo a Alvarado que no continuase Slll! chanzas, por el contajio de los cria–

dos. "Ah! señores, les dijo Moyen al

dar

fin

a aquel debate

(q~

tenia lugar

en el sitio

~amado

el Volean, a

10

leguas de Jujui)

si

ustedes leyesen los

libros

escritos

en el idioma frances que yo he leido, qué bien

se

desengaña–

rian ustedes!" Observáronle a esto sus interpelantes que tales h"bros no

corrian porque estaban prohibidos -por

la

Inquisiciqn, y aquí cerró el punto

Moyen con una tremenda fllipica contra

la

Inquisicion de Lisboa, cuyos ho–

rreres habria sin duda tenido ocasion de conocer. Tan lejos estaba de

imajinarse que aquellas

y

otras proposiciones o herejías, le coatarian una vida

entera de suplicios, decretados por ese mismo abominable tribunall

Algunas j ornadas mas adelante

las

herejías de Moyen sobre el

temor de

Dio1

adquirieron mayor gravedad por

la

Slll!picacia

y

la felonia de su es–

condido delator. Habiendo llegado a Santiago de Cotagaita, convidó el)

efeeto Soto a Moyen a hacer una visita al cura don Juan .Antonio Leon;

y

encontrando

allí,

citado a prevencion, al padre fra.m:íscanó

frai

Juan de

Mata, comenzaron ambos, ausiliados del teólogo de Redondela, a argumen–

tarle sobre aquella tésis que,

si

para los eclesiásticos era de puro dogma, para

M.oyen era solo de gramática o mas bien

de

diccionario, por

la

significacion

que le

atribui~.

·

Sea como quiera, el candoroso fra.nces emitiÓ slll! opiniones con su acoll–

tumbrada de5!!nvoltora,

.y

cuandó

los dos relijiosos

forn,~.aro)l

su concepto,

Soto suplicó a Moyen fuera a traer su cartera de dibujos para .entretener al

cura. Su objeto· con este ardid era únicamente consultar a solas

la

opinion .

de aquel

y

del fraile sobre

la

naturaleza de las herejías del estranjero,

y

en

consecuencia, ambos acordes, le informaron ''que sentian era sectario; no se

acuerda

(die~

Soto en una de sus denw1cias) si

calbenisút

o

lu:teraw

u otro

~ec:iarca."

El franciscano ademas--recomendó al último, que en

el

-acto

de

llegar a Potosí denunciase

al

ltereiiiarca

al comisario de

la

Inquisicion, pro–

metiéndole que . él haria otro tanto en

tUl

próximo viaje

~1ue

medit aba

emprender a aquella cít;da:l.