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'27-
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1f
pintura
q'Ul
Llorent~
y
otros escritores han l.eclw
fk
los autos
fk
Jé
ea
falsa,
porque por fortuna tales cuadros son "meramente fantásticos" (plij.
88); porque es falso que se quemasen los huesos de los que habían fenecido,
y
porque es "de todo punto fal<><fque los sacerdotes de
la
Inquisicion con–
-dena.~en
a ningun reo"
(pá.j."
94.)
9.
a
Son enteramente erróneos los cálculos
de
Llormte,
secretario de
la
In–
quisicion, sobre el número de víctimas que Torquemada
y
SU.!l
sucesores que–
maron o castigaron con
otr~
penas.
El
autor rehace todas las operaciones
aritméticas
y
los datos que han servido a las terribles demostraciones del
mas
célebre de los historiadores del Santo Oficio;
y
a.
este solo capitulo con–
sagra
el
señor Saavedra ocho de
sus
nutridas pájinas.
1O.
Es cierto que hubo brujos, ltechiceros,
etc.,
y por consiguiente merecieron
, ser quemados.
11.
Es falso que la Inquisicion -sirviese de rf.rrwra
al adela1tÚJdelaacien–
cias
y
de
lq.s
letras,
como que en el tiempo de su mayor severidad florecieron
Cervantes, Lope de
Ve.ga, Calderon,
·frai
Luis de Leon,
Solis, Pulgar,
Santa
Teresa,
Zurita
y
el historiador
Mariana,
punto que ya dejamos lijeramente
debatido.
12.
La
InquÍ8Ú:i<Jn no
abatió
el
patrietW!t.
de
lol española,
sino que le
dió unidad
y
consistencia, segun observa Capefigue.
13. El
Sambenito
no unponia deshonra a los penitenciados.
14.
La
Inquúicion
no
jué
instrumento
de
de~ti8'Tiw
pará
los
reves d
España,
y
en
p~eba
de ello cita
el
caso recordado por Balmes de una recon,
vencion hecha por
la
Inquisicion a un fraile qlle había predicado en presen-.
cía de Felipe TI, ponderando el derecho absoluto de los monarcas sobre
wa
súbditos. (1)
menudenciaa no hacemos disputa.,
y
pueda tener en ello razen .el señor
Saa.~
y
LJo.
rente (a quien de prop6sito no hem011leido.) Nos contentamos,
pues,
con reproducir la
proln"bicion de Felipe
TI
(que es la lei
35,
t.
J.
o, lb.
6
del
Oódigo de Indias)
en que,
si
es
eierto que inhibía a la Inquisicion del conocimiento de la idolatría de
1011
indios (que
ha–
ber sido de otra suerte no habrían dejado aquellos uno vivo), era solo para entregarlo& a
otros
castigos
y
a otros
jueces.
Hé
aquí
la.
lei:
"Por estar prohibido a los inquisidores apost61.icos el proceder contra indios,
compde
en
caati.goa
lot
ordinarios edesiásticos,
y
deben ser obedecidos
y
cumplidos sus
manda
miento&;
y
contra los
heihicertJB,
que
matan con hechiz08,
y
usos de
otros
maleficios, pro
cederán
nuestrll8jui!ticia.8
reales."
Por qué ent6nces los inquisidores quem&ba.n a los hechiceros! iSerian porque nunca
fueron inatrumentos del poder
eivilf)
(l); Como una contra-prueba de esta ennmeracion puramente
te&rica
de los argumen·
tos
en
pro
de la Inquisicion, léase en
las
PitzmJ
ju.&tij¡:atit:a~
que &eompañan
este
opúscul&
-el
~estra.cto
del
I>irecto1io
de
I rnzuisídort3,
en qne todos estos puntos
están
tratados
prk–
ticaments.