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,pec-rulo ;no¡·tul
la.
fé o
la
super.;ticion en los heclúceros aboríjenes, (1)
aqu~llOil
propios
machis
que mandó estermina.r Pedro de Vald\via, dando para ello
comision allústoriador-soldado Góngora Ma.rmolejo, y los que todavia (apar–
te de la
Endemoniada
y del San Antonio de las Gaticas, preso y
fugado
de
ln. Esta.mpa) son lo que presiden en Arauco, como en Santiago, a los augurios
del bárbaro y del pueblo. No importa tampoco que hayan condenado sus
prácticas nuestros capitanes en sus bandos, ni nuestros obispos en sus leyes
diocesanas. tLos creyó
la.
Santa Iuqulliicion1 Pues entonces los cree tambien
su exaltado, su inconvencible admirador. "Mucha.<> cosa,;, dice, en efecto, el
tieñor prebendado Saavedra (pá.j. 101) lmi .que discutir en el caso presente
(el de los heclúceros, brujos y endemoniados)
1.
0
íHaÍ o puede haber brujos
1
2.
0
-Si los hai, ¡,merecen pena de mnerte'l--3.
0
¿Será inhumano
el
quernar–
los?-4.
o
El catolicismo habrá. aprobado esta clase de castigo1
"El primer punto no merece ni los títulos de cuestion para los flamantes
ilustr:tdos de nue.>tros días. Desde antes de tomar asiento en las clases de los
-colejios deciden con tono dogmático la no existencia de brujos, y se pavonean
aboreando el fruto de las conquistas de la civiliza.cion del siglo. Si se les
pregunta qué motivo tienen parn. negar que los haya, jmnas alegarán
razo¡¡
-alguna,
y con burlona. sonrisa responderán que pasó
la
época de las antigua–
llas. No es esa una conviccion obtenida por medio
de
¡n·ofundo8
estudios:
es
una
mera
negacion
que se viene heredando de los
naturalistas incrédulos po-r
sistema,
que anda vagando por la esfera. social como tantas otras, y que se
infiltra
e~
las venas de la, aturdida juventud y de la multitud ignorante, sin
que nadie se dé cuenta. de las razones en que se apoya.
"Lutero, añade invocando
ya
peligrosos testimonios, creía en las relacio–
nes del hombre con el demonio"hasta rayar en lo ridículo; José GoiTes, a cuyo
gran talento
y
vasta erudicion
rindió
pa1-ia~
Napoleon I,
calificándolo de mm
potencia europea
(2), reconoce esa clase de relaciones (3), y un abogado frau–
ces, M. Bizouard, sostiene esa misma doctrina en una obra voluminosa que
ácaha de publicar en Francia, con el titulo de
Relaciones dellwmbre con el
llemonio.
Omito citar un gran número de deinonólogos de vasta ciencin.,
pertenecientes
a.
los siglos anteriores.
"Despues deuto, tse dirá toclavia que
la
creencia en brujos está basada en
la ignorancia.1 tNo seria mas fundado· decir que solo los ignorantes y lo:;
desertores del catolicisino
niegan la
p~ibilidad
de sn existencia1"
En
vist.'\
de
esto,
preguntamos nosotros, llegado nuestro turno, a la jente
".sensata, a los sacerdotes de sana aoctrina, a su propio pastor, heredero de'l
(1) Constitucion única, inciso S.
o,
del cap. 13 de
la
primera série de
las
constituciones
-diocesanas.
(2)
Dice que los demonios tienen comercio con lae mujeres,
y
que los hijos de esaa
1Uniones
&,<YOt:m
la
leche de seis nodriza.s.-Bi.wuGrá.
(' )
lllí#Wt,
etc.