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-17-

samiento del

sistema penitenciario.

L!l. iglesia. lo conc(bió

1

realizó seiscientos

años antes,

y

lo realizó pam impedir que miles dé herejes sufriesen la últi–

ma pena., y esta

caridad

solo le ha valido zumbas y anatemas."

Pero no es esto todo. No solo fué una

caridad

el crear cárceles secretas y

la.

pira de fuego para las victimas involuntarias del error, de la duda o de la.

verdad misma. La magnanimidad de lit iglesia fué mucho mas

allá.

La In–

quisicion fué creada

en favor

de los mismos herejes.

"Otra. reftexion viene a poner mas en trasparencia la oportunidad de la

Inquisicion, añade el señor Saaveclra. La iglesia. la estableció, no solo en

-defensa de la fé cristiana y del órden público amagado,

~o

ta.mbien

en

bene–

ficio

de

la

seguridad individual de los misnws

herejes.

Las continuas violen–

cias de los disidentes habían ya producido una gran fermentacion en los

ánimos de los fieles, y provocado represalias."

"La. iglesia, estableciendo pues, continúa ellójico panejirista (páj. 21,) la

Inquisicion,

libr5 a los disidentes

de ser juzgados por pobladas frenéticas'o

rebaMdos

por la espa¡Ia de los esbirros del poder, dió a los pueblos una

leccion de moderacion

y

humanidad,

señaló a los reyes el camino de

la

cle–

?nencia

e hizo conocer

cuánto

apreciaba

la

vida

de los hombres, aun cuando

fuesen sus

enemigos.

"¡Ah! Vosotros que tanto o pr ciais de dar toda su importancia a. la. vida

del hombre; que tanto rea.l.zais las instituciones que tienden a ampararla. tcó–

mo no entonais

himnos

de

gracias

a

la

iglesia católica por haber instituido

la

Inquisicion

como una preciosa garantía

de

la

vida

humaM?

Pero tqué digo1

iÚómo se esplica ese fenómeno de que le reprocheis el haberla establecido1

¿Hizo mal en ofrecer a los herejes

un asilo

que los eximiese de ser descuarti–

zados por el turbulento y furioso

popula~oT'

Es

esto creiblP.1 Es esta la lójica con que nos ha batido el prebendado

triunfador del

biDEPE::mmNTE1

Es

esa la flecha que n¿s ha clavado en el

corazon con t:mto júbilo de sus críticos1

Es

siquiera una argumentacion

sé–

ría delante de la. hü•toria, que la Inquisicion convirtió en siglos no remotos

en una inmensa hoguera., delante de la. teolojia misma, adusta e impasible,

que erala mecha con que el fanatismo

esco~co

arrimaba fuego a. los leños

de aquella1

No lo cree así,

sin

emb"argo, el apolojista de la pira, y segun su creencia,

la culpa de que

la.

Inquisicion no haya. sido hasta aquí comprendida en su

mision divina (páj. 4) "está- en los que

falseando la hiStoria

para hacerla.

servir a sus siniestros planes, han estraviado tanto a.

los pueblos modernos.

Se

ha logrado aturdirlos con la incesante vocerb d:e crimenes, torturas, ho–

gueras y hecatombes, y despues ha sido fácil inocular en ellos el encono,

y

guiarlos

al

frenesí."

El digno prebendado de Santi3.oao se manifiesta en esta parte intransijente,

violento, implacable con los que han profanado con la

mentira

y

la

calum-

Fu.I.Nc

. il!OY.

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