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- 15-

"El establecimiento de la lnquisicion, dice el autor que

impngnam08,

fué'

pues, una

e&p'l'esúm.

natural

de

la naturaleza

de

la sociedad

criatiana,

y de

la

nat1waleza d<:llwmbre.

Hasta aqui, nada

hai

en esto que no se

armnnice

per–

fectamente con los

principios

de

derecho natural

a

que ajustan

sus

procedi–

mientos los gobiernos de todos los paises.

"Pero, se

dirá,

añade, que

si

la aplicacion de penas aflictivas tiene lugar

en la

sociedad

civil, no debe .tenerlo en la sociedad cristiana, porque es in–

compatible con la dulzura maternal de la iglesia.

Mas, los

padres, por mui

afectuosos

que sean, no dejan de

usar

de medidas aflictivas con sus hijos, y

aun puede decirse

que

su

mÚ11w anwr natural les impone esa obligacinn,

y

que

creerian ser crueles

si

la

violasen.

Actualmente, a pesar de la estremada

condescendencia en

este

punto,

todavía

los códigos civiles otorgan a los padres

el derecho de desheredar

a

los hijos en ciertos

casos.

tSe dirá por esto que no

los aman, y que

las

leyes autorizan una crneldad1

Los

gobiernos civilizados

inhiben

el desembarque de los afectados del cólera, fiebre o peste;

¿y

elojia–

riaú

al majútrado que

por

anwr a

loa

enfermos no

loo

IUjeta,<;e a cuarentena,

-y fuese causa de que in:ficionasen el país entero1

Lo

mismo

hai

que juzgar

de la iglesia. Su amor a algunos de sus hijoa rebeldes no debió hacerla olvi-

dar

el derecho de sus demas hijos a sér preservados del contajio hetero-

d.ojo.'"

(1)

'

El erudito autor de

la

Ojeada

nos habla tambien·lar_gamente en su exor–

dio de

las

diversas clases de Inquisicion que hu.bo en todos los tiempos y de

su antiquísimo orijen, que remonta a Teodosio el Grande. Pero en esta parte

mejor nos

habria

estado,

al

prebendado y a nosotros, por ser mas compren–

siva,

quedarnos a la opinion del

fr.l.iie:

mejicano Juan de Torquemada, que

en su

Monarrp1ia

I'IUliana

(t. III páj. 379) nos dice que "el Santo -Oficio de

la

Inquisicion,

(si

hien lo notamos desde sus principios) hallaremos que ha.

sido, y es

tan

antiguo, que su orljen viene deducido

desde la creacion

del

(1)

lltipida

ojeada

(páj.16.)

·m

señor Saavedra, como se deja ver en el párrafo arriba

-citado;

es

fuerte

en

la

dialéctica de

las

comparaciones, que en materia de ciencia n011 hace

el mismo

efecto

que

las

rimas en

participiOB

o en jerundios en

la

poesia. Al fin, si no es

lo mas sólido, es lo

~

cómodo. "Cualquiera tentativa, dice, hablando de la irrupcion d.,

las

per.versas

ideas modernas (en

la

pájina 2 de su opúsculo) para detener el impetu

del

impulso dado a los entendimientos habria sido

tan

estéril

ronw

la

de

al.mr

un

telon

para

enfrenar

el

l&u!'dean, o

la

de

oponD'

1t»

d~

de

cañas

al

'Violento

empuje

de

deibordtli:lo

ÚY1"1't:nte."

Y volviendo

al

peligro de oponerse

al

torrente "¡Desgraciado, esclama (misma

'pájina), del que intente

tremow

el

estandarte

de

la

verdad, y hacer que sea reverente–

mente-saludado! Será tenido por

emiario

del averno, y aventad•

cual

leve

paja

por

d

en–

:ftw«ido

~"

Y sebre 108

efectos

de lo uno y de lo otro, concluye en

estos

términos

(páj.

3):

~'Esta

reacc:ion en el antiguo continente, no se hace aun sensible en el nuevo.

Este

mundo de Colon recibió mas tarde y mas remisamente el sacudimiento anti-social.

-

~las

t'I1MI

de

la

playa

1er

bla~«otad;upor

d

qt~ant.ado

y mttrmullan–

fe

oleaje

de

maP

eiiiOrawcKlo."