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.~ido
acojido como testo de lectura por los direetores del Colejio
~e
jesuitas
de esta capital, leyéndoseles a los niños todos los
días
un buen trozo en la
hora de
la
comida, que talvez es la mas adecuada o, por lo menos, la mas
económica para el convencimiento y para
la
admiracion del
quemadero.
Tal novedad era digna de séria atencion y cambiaba completamente el
fondo del debate a que en valde se nos había estado provocando en nombre
de
la
susceptible personalidad .del escritor público.
La
cuestion ya no era
sino incidentalmente histórica
y
menos lo era personal: era una. cuestion de
actualidad, de propaganda, de proselitismo, talvez de
centmario...
y por esto
la hemos llamado
cuestion de act'IUJ,lidad;
apreciacion tanto mas lójica, cuanto
que el panejirico de
la
Inquisicion se había publicado con
la
esplícita aproba–
cion de
la
autoridad de la arquidiócesis. (1)
Desde ese momento nuestra actitud debía cambiar.
El
personalismo
cedía
su puesto al deber, a
la
responsabilidad, al porvenir, •Ydelante de estas invo–
caciones no hemos vacilado. Desenvolvemos en consecuencia nuestros viejos
legajos; y hé aqui que el
cadáver
apostrofado por el escritor del
lNDEPEN–
DIENTEsepresenta "con la flecha clavada en su corazon" a aceptar el reto de
sus triunfadoreS.
No obstante esta mudanza, quedá.banos despues del escollo del silencio, el
escollo de la publicidad, mas grave que aqueL
tCómo
dar
novedad, atractivo, disculpa siquiera, a un escrito sobre
la
Inquisicion en
el.
dia en que vivimosf No nos decíamos tquién nos comprará1
-(porque
ya.
se sabe que de esto no se trata), sino f>quién nos leerá.1
Y
temia–
mos a
la
vez la suerte- de nuestro adversario, que no había tenido
e~
la
canícula mas comprador que nosotros mismos, y la nuestra propia, que mas
.de una vez hemos .encontrado algunos de nuestrt>s libros en su. primitivo
estado de perfecta virji.uidad en el rincon de algun estante, a donde babia
ido a parar
qratis
y
desdeñad~.
Para vencer este obstáculo teníamos, empero, un escalente arbitrio, y vamos
.a apuntarlo.
Existe en la biblioteca de
Lima,
fundada por San Martín como
la
nuestra,·
un inmenso cuerpo de autos, que, puestos sns cuadernos los unos encima de
1os otros, mide una media vara de espesor y cuyo abultado mamotreto tiene
.el título siguiente en su carátula:
Penitenciado. -Cuaderno 78
-Don
.
(1} Hé
aq1Ú
esta
a.utorizacion
tal
C1llll se publica. en
la
carátula.
del
~púsculo
del señor
;Saavedra.:
"&ntiago, n:tnñembre
19
de
1867.
Con
lo
informado por el señor provisor oficial,'presbítero don Rafael Fernandez Concha;
,se concede licencia
para,
la
impresion
y
publica.cion del opúsculo escrito por
el
señor
prebendado don José Ramon Saavedra, titulado:
La
lnquúícúm..
Rápida
ojeada sol»'ll
JM¡Ue7lo, antigua imtitucion.
Tómese
:razon.
V .
J.
AsTOBGA, .
VARGAS.
secretario."