ANTECEDENTES.
Ell7 de agosto de 1862leí ante la
Facultad de
lmmanidades de
la Uni·
tVerSidad de Chile,
con el objeto de incorporarme en su honorable claustro, un
discurso histórico en el que, bajo el titulo de
Lo que fué la lnquisicion en
Chile,
daba a luz uno de los mas interesantes
y
honrosos episodioa de la his–
toria de la iglesia de Chile, que nosotros habiamos desenterrado del polvo del
archivo de la tesorcria jeneral de
Lima
dos años hacia.
Ese
lance, enteramente perdido
y
no mencionado por ninguno de nuestros
historiadores, versaba sobre la noble, ilustrada y valerosa resistencia que el
cabildo eclesiásti:co de Santiago, compuesto todo de sacerdotes chilenos, habia
ofrecido a los avances de la Inquisicion de Lima a mediados del siglo
xvn
(1634-1640), representada por el dean don Tomas de Santiago, natural de
España y Comisario jeneral de aquella en Chile.
· Como el orijen y el argumento principal de aquella disputa fuera un asun–
to de codicia y de despojo para el Santo Oficio, llamé en aquel trabajo mas
de una vez a sus ministros
impW&
espoliadores
y denuncié algunos de los crí–
menes mas execrables cometidos en suelo americano por aquella nefanda
institucion.
Nuestro humilde ensayo, aunque destinado en
gran
manera a glorificar el
-clero antiguo de Chile, no encontró, al pa.recer, una·aceptacion benévola en
los hombres mas culminantes del clero moderno. Se me acusaba, bien que
s~ilosamente,
de haber falseado la historia, de haber calumniado la Santa
Inquisicion, de haber cometido graves errores de apreci.acion
y
aun llegábase
hasta negar la exiatencia de lOil documentos que habian servido de base a mi
relacion y que felizmente conservo todavia. orijinales.
Sin embargo, durante mas de seis años esas críticas no se habían hecho
públicas. Llegaban a
mis
oidos de ta.rde en tarde y no tenian mas autoridad
que la de las
conversaciones,
el mas pobre de cuantos testimonios sea dable
invocar en esta noble y c"oronada ciutlad de Santiago en que todos
pasa~os
la
vida entera
conversando ...