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de sol a sol
y
a veces hasta media ñoche, cuando (como sucedió en Zarago–
za en tiempo de Antonio Perez) habia algunos <;entenares de herejes que
ir
carbonizando a fuego lento.
•
Be madrugada fueron saliendo tambien los penitenciados en el mismo
órden
y
con los mismos trajes que deja descritos Torquemacla, perito en
este arte. Todos llevaban
sarnbenitos
(1) especie de mortaja amarilla ceñida
al
cuerpo y pintada de diablos
y
reptiles,
coroza,
o bonete de irrision, como
el que usan todavía
l~
cucuruchos
de
la
hermandad del Santo Sepulcro,
&Spas en las e.spa.ldas, en memoria del martirio de San Andres,
y
en las ma–
nos velas de cera verde "que correspondían a las tres principales virtudes
teologales, siendo la
fé
el
hilo
interior,
la
esperanza
la
cera
que abriga,
y
el
j11ego
la
carido.d
que arde y resplandece." (2)
En esta vez las imájenes de los muertos y sus huesos iban dela.nte de los
vivos. "Precedian a éstos (dice el doctor Bermudez, páj. 90) las estátuas de
· los que no podían salir en persona por haberlo impedido su anticipada
muerte o su violent.a fuga. Pero llevaban por divisa el sambenito, y los
demas penitentes vestiduras;
y
en todas las e¡¡tátuas se leian los nombres
de los que en ellas se representaban, escritos con Íetras grandes
y
perceptibles,
en rótulos que les corrían por los pechos, y alguna fé acompañaba con.
la
caxa de los huesos, miserable despojo de su estrecho sepulcro, de cuyo triste
pa"lroroso seno, antes de haberse desatado en leve polvo, salieron destinados
a revolverse en inútil ceniza a la violencia de la impetuosa llama que había
de
arde~
en la encendida hoguera." Y esto aunque el Sr. Saavedra sostenga
que era falso se quemasen los huesos de los penitenciados!...
Llegada
la
procesion de los reos al maravilloso tablado, tomó el virei su
asiento, prestando antes en alta voz, como lo hacia el rei en su caso, descu–
bierto y con las manos en el eva.njelio, el siguiente juramento -que acusa
(1) Ricardo Palma, en sus curiosos episodios sobre la Inquisicion de Lima, publicados
en la REVISTA
DE
Suo
AMEaroA (
1861 ), atribuye equivocadamente el nombre de
aambenito
a la intervencion que primitivamentetenían en los autos de fé ciertos monjes
de San Benito. Pero sa verJadero nombre yiene de
&aco bendito.
Tenían una formá se.
mejante a la de los delantales que usan todavía los frailes sobre la sotana, como el
escapnlario de su órden,
y
era!!- una parte muiesencial de las celebridades inquisitoria–
les, pues se
ha
visto qne era
h~ta
un delito especial de herejía quitar
~los
sambenilo&
del lugar en que los tenían los Inquisidores. "Algunas veces, dice a este propósito
el
Directorio
de Eymerico ya citado, es dable dispensar ac.erca del encierro
y
el ayuno
a pen y agua, mas nunca ha de haber la mas leve induljencia en cuanto al vestido Y
al sambenito,
que
son una penitencia mui saludable para el que los t¡·ae,
y
cosa de mucha
Nli.ficacion
para
tcdo"t
los fieles.
(
Di.-ect, part
3.)
Las
corozas
eran hechas jeneralmente de carton
y
con diablos y sabandijas pintadas.
Las
de
los
judaizantes
teuian colas enroscadas en contorno, y de aqui tal vez la idea
vnlgar (que en nuestra niñez creíamos como cosa de fé) de que los judíos tienen cola
eomo los monos.
(2) Bermudez,
páj.
8.)