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-r

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13G

-

de sol a sol

y

a veces hasta media ñoche, cuando (como sucedió en Zarago–

za en tiempo de Antonio Perez) habia algunos <;entenares de herejes que

ir

carbonizando a fuego lento.

Be madrugada fueron saliendo tambien los penitenciados en el mismo

órden

y

con los mismos trajes que deja descritos Torquemacla, perito en

este arte. Todos llevaban

sarnbenitos

(1) especie de mortaja amarilla ceñida

al

cuerpo y pintada de diablos

y

reptiles,

coroza,

o bonete de irrision, como

el que usan todavía

l~

cucuruchos

de

la

hermandad del Santo Sepulcro,

&Spas en las e.spa.ldas, en memoria del martirio de San Andres,

y

en las ma–

nos velas de cera verde "que correspondían a las tres principales virtudes

teologales, siendo la

el

hilo

interior,

la

esperanza

la

cera

que abriga,

y

el

j11ego

la

carido.d

que arde y resplandece." (2)

En esta vez las imájenes de los muertos y sus huesos iban dela.nte de los

vivos. "Precedian a éstos (dice el doctor Bermudez, páj. 90) las estátuas de

· los que no podían salir en persona por haberlo impedido su anticipada

muerte o su violent.a fuga. Pero llevaban por divisa el sambenito, y los

demas penitentes vestiduras;

y

en todas las e¡¡tátuas se leian los nombres

de los que en ellas se representaban, escritos con Íetras grandes

y

perceptibles,

en rótulos que les corrían por los pechos, y alguna fé acompañaba con.

la

caxa de los huesos, miserable despojo de su estrecho sepulcro, de cuyo triste

pa"lroroso seno, antes de haberse desatado en leve polvo, salieron destinados

a revolverse en inútil ceniza a la violencia de la impetuosa llama que había

de

arde~

en la encendida hoguera." Y esto aunque el Sr. Saavedra sostenga

que era falso se quemasen los huesos de los penitenciados!...

Llegada

la

procesion de los reos al maravilloso tablado, tomó el virei su

asiento, prestando antes en alta voz, como lo hacia el rei en su caso, descu–

bierto y con las manos en el eva.njelio, el siguiente juramento -que acusa

(1) Ricardo Palma, en sus curiosos episodios sobre la Inquisicion de Lima, publicados

en la REVISTA

DE

Suo

AMEaroA (

1861 ), atribuye equivocadamente el nombre de

aambenito

a la intervencion que primitivamentetenían en los autos de fé ciertos monjes

de San Benito. Pero sa verJadero nombre yiene de

&aco bendito.

Tenían una formá se.

mejante a la de los delantales que usan todavía los frailes sobre la sotana, como el

escapnlario de su órden,

y

era!!- una parte muiesencial de las celebridades inquisitoria–

les, pues se

ha

visto qne era

h~ta

un delito especial de herejía quitar

~los

sambenilo&

del lugar en que los tenían los Inquisidores. "Algunas veces, dice a este propósito

el

Directorio

de Eymerico ya citado, es dable dispensar ac.erca del encierro

y

el ayuno

a pen y agua, mas nunca ha de haber la mas leve induljencia en cuanto al vestido Y

al sambenito,

que

son una penitencia mui saludable para el que los t¡·ae,

y

cosa de mucha

Nli.ficacion

para

tcdo"t

los fieles.

(

Di.-ect, part

3.)

Las

corozas

eran hechas jeneralmente de carton

y

con diablos y sabandijas pintadas.

Las

de

los

judaizantes

teuian colas enroscadas en contorno, y de aqui tal vez la idea

vnlgar (que en nuestra niñez creíamos como cosa de fé) de que los judíos tienen cola

eomo los monos.

(2) Bermudez,

páj.

8.)